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Ronaldinho cuelga los tacos pero deja gratos recuerdos en Tiquicia

El mago del balón con la eterna sonrisa se retira a los 37 años, tras pasar dos temporadas sin equipo

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Ronaldinho Gaúcho fue un mago del fútbol, un artista que hizo sonreír al mundo cuando tenía el balón en sus pies.

Gracias a su talento llegó a la cima del mundo, pero se aburrió de las alturas y después de dos temporadas sin equipo, decidió colgar los tacos a los 37 años.

Su magia y contentera hizo de las suyas en Costa Rica en dos ocasiones. Una el 7 de octubre del 2011 cuando vino con la selección brasileña para un amistoso en el recién estrenado Estadio Nacional.

Y el pasado mes de agosto (del 31 de julio al 6 de agosto 2017) para un juego de exhibición en la joya de La Sabana.

Esta segunda visita fue mucho más relajada para el jugador, ya que estaba cantando viajera. En Tuiquicia Dinho se divirtió lo más que pudo y la modelo Karina Porras es testiga directa, ya que ella compartió en una fiesta con el brasileño y una foto que se sacó con el crack brasileño le dio la vuelta al mundo.

"Recuerdo que se comportó como una gran persona, muy humilde, que siempre andaba con su familia, ya que andaba ahí con su hermano; una persona alegre, me imagino que cuando dicen eso (que es el mago de la eterna sonrisa) es que siempre está feliz, sonriendo. Hablé con él como quince minutos nada más", recordó Karina que asistió a la fiesta en el Cuartel de la Boca del Monte, en Chepe el 1 de agosto del 2017.

Para Karina fueron solo quince minutitos, pero ese tiempo lo desearía pasar cualquier persona del mundo junto al gran ídolo.

"Yo creo que esa foto se la enseñaré a mis hijos, nietos y bisnietos, me da risa porque cuando voy caminando por la calle, me dicen: ¿usted fue la que se sacó la foto con Ronaldinho', todavía a estas alturas", confesó.

"Cuando el muera, ojalá no sea pronto, también voy a decir: 'yo lo conocí'; porque hasta en otros países, como en Guatemala me dijeron que pasaron un reportaje mío en la que salía con Ronaldinho", agregó.

Lo más curioso de todo, es que Porras es quitada para el fútbol, pero ahora puede rajar con esa experiencia ante los compas más cercanos.

"Claro que había unas mujeres que estaban pegando gritos, pero yo no soy muy futbolera, no ha sido mi pasión. Tampoco fue que estuve muy desanimada, ya que estamos hablando de una persona que tiene todo un legado y es sumamente famoso. Era interesante conocerlo", indicó la guapa.

Campeón del mundo con la Seleçao en el 2002 y ganador del Balón de Oro en el 2005, se despedirá con varios partidos del deporte que revolucionó con sus geniales fintas y por el que nunca sacrificó su libertad.

Así lo anunció su hermano y representante, Roberto Assis, oficializando lo que el propio Ronaldinho ya venía insinuando desde hace varios meses. Dinho también ganó una Copa América (1999), una Liga de Campeones (2006) y una Libertadores (2013), entre otras hazañas.

“Estoy realizado. No me falta nada. A veces siento nostalgia de jugar un clásico. No me gusta ni ver fútbol. Nunca me gustó verlo. Me gusta ver goles, mejores momentos... No me gusta quedarme viendo un partido”, confesó Dinho a SporTV, en diciembre del año pasado.

Él había nacido para jugar, y así se lo reconoció el Santiago Bernabéu, cuando su afición se puso de pie para despedirlo entre aplausos después de jugarse un clásico en el 2005, pese a la dolorosa derrota que el Barcelona le propino al Real Madrid (3-0) y en el que Dinho fue protagonista. Nadie podía resistirse al hechizo de ese talentoso brasileño.

Con él como volante ofensivo, el Barça fue bicampeón español (2005 y 2006) y conquistó la Liga de Campeones del 2006, convirtiéndole en uno de los jugadores más queridos de un club en el que ahora cumple el papel de embajador.

Pero antes de llegar a España en el 2003, este joven de la sureña Porto Alegre y que perdió a su padre cuando era un niño, ya hacía tiempo que volaba.

Con apenas 17 años, Ronaldo de Assis Moreira debutó como profesional con el Gremio y sus destellos no tardaron en atraer al París Saint-Germain, que le contrató tres años después, en 2001.

A partir del Mundial de Alemania en 2006, donde Brasil perdió en cuartos, Ronaldinho ya no volvió a ser el mismo. Comenzó su declive en el Barça y acabó siendo transferido al Milan en el 2008, pero nunca llenó las expectativas del cuadro italiano.

De allí jaló al Flamengo antes de caer en el Atlético Mineiro en el 2012, para vivir su última juventud.

En el ‘Galo’ recuperó aquella sonrisa que le hizo imparable y condujo al club a la conquista de su primera Copa Libertadores, en el 2013.En el 2014 sorprendió al mundo al irse a patear la pecosa al Querétaro.

Su aventura mexicana duró apenas un año y acabó regresando al Fluminense, del que tras un breve paso se desvinculó en septiembre del 2015.

Desde entonces, se embarcó en una gira mundial de eventos y partidos homenaje mientras sus recurrentes salidas y visibles cabellos blancos, que confesó teñirse desde los 20 años, le alejaban cada vez más de las canchas profesionales.

El mago se va, pero nadie le quita lo bailado.

Andrés Mora

Periodista con licenciatura en Comunicación de Mercadeo. Forma parte del equipo de Deportes. En Grupo Nación desde noviembre del 2011.

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