Antes de Carlos Castro, Harold Wallace, José Salvatierra o Ronald Matarrita, el puesto de lateral en Alajuelense lo volvió una referencia don Luis Raquel Ledezma.
Aquellos que ya están sobre los 50 años —o un poco menos— recordarán a un carrilero por la derecha, que se ganó la admiración de muchos por su juego, su talento y su pundonor en cancha, en una generación en la que sudarse la camiseta era parte del paquete.
Una carrera sólida con sello liguista
Don Luis Raquel tuvo sus mejores momentos con el cuadro rojinegro entre 1976 y 1986, pasó un año por el Herediano, y para 1987 volvió al León para jugar dos años más hasta que una desafortunada situación lo obligó a abandonar los terrenos de juego.
LEA MÁS: Pupilo de Badú Vieira en Alajuelense le tomó una enseñanza que le cambió el resto de su vida
Lo que más dolió a muchos fue que Ledezma era una de las figuras que se veía regularmente en la Selección de Costa Rica durante la eliminatoria a Italia 90, mundial al que no pudo asistir por una lesión de columna, que lo sacó del fútbol de forma definitiva.
“Lo que más me duele es haberme perdido el Mundial”
“A mí lo que me duele ahí es haberme perdido el mundial. Es una situación que yo sí tenía clara, porque ya había hablado con el seleccionador del tema y las posibilidades, pero ahí vino la lesión y ya no pude hacer más, porque tuve que retirarme y dejar atrás lo que era el fútbol competitivo”, contó a La Teja.
Para don Luis, quedarse fuera por una lesión fue más doloroso que si hubiera sido una decisión técnica.
“Es muy doloroso, pero son cosas que también lo fortalecen a uno, porque si las analizas de una manera negativa, te hundís, pero si lo ves como algo que viene para un bien, te fortalece. Fue una situación que me ayudó mucho a no dejarme vencer por la depresión, sino a echar para adelante”, comentó.
LEA MÁS: Uno de los héroes de Italia 90 combina carrera que tuvo gracias al fútbol en importante institución
Una vida guiada por fe y serenidad
Hoy, con 66 años, Ledezma ve la vida con serenidad y madurez.
“Yo no quise quedarme en una vida de lamentos. Todas las cosas pasan por algo, Dios sabe. En ese momento puse todo en manos de Él y le dije que se hiciera su voluntad, no la mía”, recordó.
“Son cosas que te dan un norte a seguir, porque hay un propósito detrás. Ya con 66 años no tengo por qué quejarme de la vida”, agregó con convicción.
El consejo de su padre que lo marcó
Cuando Luis Raquel empezaba a jugar, su papá fue clave para que tomara el fútbol en serio.
“Él siempre me decía: ‘Yo lo voy a llevar a la Liga, pero si usted no me hace las cosas bien, lo saco y lo meto al taller’. Yo sabía que él cumplía lo que decía, entonces dependía de mí hacerlo bien, y por dicha lo logré. Tuve buenos entrenadores que me inculcaron valores y eso marcó mi vida”, contó.
LEA MÁS: La historia del goleador más recordado de Alajuelense y su inesperado cambio de vida
Del fútbol al taller familiar
Ledezma tuvo una carrera de 14 años, pero al retirarse, prematuramente, debió reinventarse.
“Tuve que dedicarme a hacerle frente a la vida, porque la situación económica no era estable. En esos tiempos los salarios no alcanzaban para retirarse tranquilo”, dijo.
Se unió a su hermano en el taller de enderezado y pintura Ledezma, en el Invu Las Cañas, donde trabaja desde entonces.
“Llevo una vida tranquila y bien orientada, eso es lo que más valoro”, añadió.
LEA MÁS: Exjugador de Alajuelense vive un sueño al ver a sus hijos crecer en el equipo que lo hizo grande
Aunque el taller pertenece a su hermano, los años en el fútbol le dejaron amigos, admiración y muchas visitas que llegan a hablar de fútbol y recordar los buenos tiempos del lateral que hizo historia en la Liga.



