Saprissa está a las puertas de obtener un gran premio para lo poco que sembró: un quinto lugar en nuestro campeonato nacional, que viendo el equipo que tenemos y la planificación que hicieron nuestros dirigentes, no está nada mal.
Estamos a nada de nuevamente hacer historia, pero esta vez no de manera positiva y gloriosa, como lo amerita la institución más grande del país.
Si no, más bien, de demostrar que cuando la planificación es pésima y la mediocridad inunda la cabeza de los responsables del equipo, los resultados pueden ser realmente decepcionantes.
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Lamentablemente, los morados estamos aferrados a un milagro, de esos que si suceden se verían una vez cada cien años y lo peor de todo es que sin merecerlo.
Viendo la garra que meten Puntarenas y Cartaginés en cada uno de sus partidos, sumado al buen fútbol, porque ellos sí juegan y han jugado todo el campeonato a algo, sería injusto que alguno quedara afuera. Por más morados que seamos, Saprissa sí lo merece.
Recuerdo que desde principio de torneo, cuando hablaba con los compas de lo que se venía para este campeonato, les decía que como un boxeador que tira la toalla antes de pelear, Saprissa decidió no competir y que por eso no me iba a enojar ni iba a caer en sus bromas porque solo estábamos participando este año, como lo hacen varios equipos pequeños y no el más grande del país.
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Es como si el tetracampeonato logrado hace ya casi un año hubiera empalagado tanto a sus dirigentes, que simplemente en los dos siguientes campeonatos fueron “tan caballeros” que les dieron chance a los demás, es decir, de mente mediocre.
Si nos ponemos a ahondar sobre los malos fichajes, que no son refuerzos, porque llegaron a rellenar campos, no para sumar, la mala escogencia de técnicos y más, creo que no terminaríamos, porque los errores en estos dos últimos torneos fueron demasiados. Sin embargo, creo que el gran problema en Saprissa es la mentalidad, esa que en muchas ocasiones nos ha dado campeonatos y logros impensados, pues la dejamos de un lado y le dimos paso al triunfalismo, a sacar pecho por lo que hicimos en el pasado, a la mediocridad...