Trilce y su familia se denominan “colchoneros de sangre” y este año lograron recuperar el edificio que perteneció a su familia, retorno que no solo simboliza la recuperación de un espacio, sino también la resiliencia y la continuidad de un legado familiar que ha marcado la historia de la colchonería en Costa Rica.
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Por su parte, César aún está procesando las dos noticias, por lo que dijo mientras lo hace esperará el resultado del examen de admisión de la Universidad de Costa Rica para escoger no solo carrera, sino también la U donde va a aprender.
David Campos se convirtió en el primer ingeniero no vidente graduado en el Instituto Tecnológico de Costa Rica.