Lejos de los reflectores y sin un guion memorizado, el actor Gustavo Rojas habló con La Teja sobre cómo afronta la triste enfermedad que sufre su mamita, por quien el artista dejó los escenarios para convertirse en su principal cuidador.
Doña María Isabel Antillón Montealegre, de 88 años, fue diagnosticada con Alzheimer hace unos años y también sufre de un problema cardíaco que la obliga a permanecer con oxígeno.
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La señora está encamada, confirmó a este medio su conocido hijo, quien es pieza fundamental en el engranaje familiar que armaron en Puriscal –de donde son oriundos– para darle calidad de vida a doña María en medio de sus serias dificultades de salud.
“A sus 88 años, desgraciadamente, la hemos tenido que encamar y eso implica todo un tema de cuido relacionado con las llaguitas, la posición como está acostada, cambiarle la posición, aplicarle las cremas, estar controlando permanentemente el tema de la oxigenación, la frecuencia cardíaca. Es estar las 24 horas pendiente de que ella tenga calidad de vida, ese es el secreto de todo esto, es el tema de la calidad de vida”, dijo Rojas.
Aclaró que en ese proceso de cuido colabora toda la familia, pero como él ya está pensionado, cuenta con más disponibilidad de tiempo para estar al cuidado de su mamá, quien es su prioridad en este momento, incluso por encima de los proyectos que le puedan salir en la actuación.
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“Estoy dedicado exclusivamente a mi madre. Cuando sale alguna cosita (en la actuación) siempre aclaro que tengo una responsabilidad primaria, que es mi mamá, y en ese sentido, si quieren contar conmigo, tienen que entender que en cualquier momento le tengo que dar prioridad a mi mamá. En teatro no volví a trabajar porque eso implica una dedicación de tiempo por ensayos y funciones y mientras esté mi madre, difícilmente voy a poder retomar la actividad teatral”, confesó.
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“No es un acto heroico”
Nada de lo que está haciendo lo considera un acto heroico, sino de humanidad, incluso destaca que él y su familia pueden servir de ejemplo en un tema que, considera, debe ser tratado a fondo: el de la solidaridad en las familias con relación al cuido de los adultos mayores en etapas como las que está su progenitora.
“Para mí el tema no es una actitud heroica sino una actitud humana y de agradecimiento. No me imagino, y siempre lo he dicho, ni a mi mamá ni a mi papá cuando yo estaba enfermo pensando mandarme a un orfanato. Tenemos esa posibilidad de no tener que poner a mi mamá en un hogar de larga estancia y es una gran satisfacción y una bendición y es impresionante. No puedo explicar las bendiciones que se generan con esa actitud de agradecimiento hacia los padres”, mencionó.
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Aunque triste y doloroso en muchas ocasiones, el también abogado, de 67 años, aseguró que este proceso de cuidar a su mamá lo ha asumido con todo el amor, igual que enfrentó el de su papá, quien falleció en el 2014.
“No existe otra motivación más que el amor. No estamos en presencia del interés económico o que tengo que heredar una fortuna, o cosas de ese tipo. Se trata de un tema de amor. Es la única razón clara y la más fuerte de todas.
“Sí, es como una sensación de vértigo, sabemos que uno nunca está preparado para ciertos momentos que la vida inevitablemente tiene. Yo soy de la idea de que mi mamá va a durar 100 años y quiero que dure 100 años y, además, la familia de mi mamá es de patada larga, como decimos. La mamá (de su mamá, murió a los) 108 años; una tía, a los 105 años y mi mamá que tiene 88, yo espero que dure 150, pero eso es lo que uno quiere, lo que Dios tenga preparado es otra cosa”, continuó.
Le dolerá menos
Es consciente de que el día que su mamita no esté, la despedida le dolerá muchísimo, pero no duda que lo que está haciendo ahora por ella lo reconfortará en ese momento.
“Es estar preparado y tener la certeza de que el día que falte uno hizo todo lo posible por darle calidad de vida y amor, porque mucha gente el día que faltan se rasgan las vestiduras llorando y pegando la cabeza contra las paredes, pero no fueron capaces ni siquiera de ir y saludar cuando la persona lo necesita. Entonces esa satisfacción de tener el corazón en paz y haberle dado acompañamiento, no digo que me va a evitar el dolor, pero sí va a ser un dolor distinto”, afirmó.
Rojas también nos contó que cada vez que le preguntan sobre la salud de su mamá, él responde: “está mejorando”.
“Es una actitud. Decir que está enfermita es una visión negativa, entonces es, está mejorando”, aseveró.