Estamos a días de que se encienda otra vez la pista de Dancing with the stars y las estrellas afinan detalles para el domingo a las 7 p.m.
Si alguien sabe qué se siente antes de empezar a menearse es la exmiss Costa Rica Johanna Solano, campeona vigente del concurso.
Por eso la buscamos para preguntarle cómo ve la competencia desde la barrera y qué piensa de que Kevin Vera –su pareja de baile en la edición pasada y que según ella es un pan de Dios– deba mandarse a pista con la polémica Coco Vargas.
–¿Cómo ve esta nueva temporada de Dancing?
Cuando me enteré que venía me emocioné, me tomó por sorpresa porque es un programa que yo ya disfrutaba desde antes de participar y ahora que tengo la experiencia de televidente y de concursante la emoción creció.
Ahora que sé lo que es estar adentro, sé lo que sienten los participantes y los bailarines por estar ahí, de verdad que me llena de emoción y gran felicidad ver que Teletica sigue apostando por entretener al público.
–¿Qué le parecen las parejas?
Me encantaron, cuando me enteré quiénes eran empecé a emparejarlos en mi cabeza y pegué como un ochenta por ciento. Me gusta mucho que las estrellas son variadas, de diferentes ámbitos, veo por las historias en redes sociales que se están llevando increíble y que hay química.
–¿Tiene alguna pareja favorita?
(Risas) Tengo mucha afinidad por Fabiana (Granados), somos amigas desde hace años y espero que le vaya bien. Por supuesto que lo mismo con Kevin, al que le tengo mucho cariño.
Obviamente cuando empiece la competencia no descarto tener otra pareja favorita porque sé lo difícil que es avanzar, pero no puedo esconder que Fabiana y Kevin tienen por ahora algunos de mis votos.
–¿Cuál consejo le daría a Coco para que le vaya tan bien con Kevin como a usted?
Ahora que ya lo conozco mucho mejor (a Kevin), lo único que le puedo decir es que se relaje, que confíe en él y en sus decisiones. Es un chico muy inteligente y superprofesional.
Le digo a ella que no se estrese porque así no entra la información y las cosas no salen bien. Muchas veces tuve que salir del salón de ensayos para relajarme porque no podía digerir bien los pasos nuevos. Sé que es difícil, pero hay que intentar disfrutarlo.
–¿Y a Kevin para poder “controlar” a Coco?
Por lo que veo en las historias de Instagram de Kevin y Coco se están llevando superbién. Ella es muy enérgica y él mucho más tranquilo, pero divertido a su manera.
Me gustó que Kevin le puso un castigo a Coco de que cada vez que diga una mala palabra debe donar cien colones para una obra benéfica, es una estrategia muy bonita. No sé a quién se le ocurrió, pero está bien para lidiar con la personalidad de Coco.
–¿Cree que harán buena pareja?
Claro que sí, no veo por qué no. La energía de Coco le va a beneficiar en el baile porque hay que mantener buena actitud conforme pasen las semanas. Es una pareja bonita y que la gente va a tener entre ojos en el buen sentido, pueden parecer agua y aceite en primera instancia, pero eso puede resultar beneficioso.
–¿Le gustaría volver a ver a una mujer campeona?
Por supuesto, soy amante del premio al esfuerzo y al trabajo duro, pero eso no quiere decir que solo quiero que gane una mujer.
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–¿Cuál es el secreto para hacer buena química en la pista?
Hay que ser amigos, la química no se finge porque se nota y eventualmente sale la verdad.
Lo mejor es hacer amistad, se pasan muchas horas juntos durante mucho tiempo, llevarse mal no es opción y no debe ser nada bonito.
Hay que saber que se compite, que hay presión, pero no olvidar que la experiencia es muy chiva y se pueden rescatar muchas cosas. Salir a almorzar, tomar café, cosas fuera del baile, ayudan a crear buena química.
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–¿Quién cree que dará la sorpresa?
Como al final ninguno es bailarín siempre hay sorpresas. Nadie sabe cómo se mueve nadie, esa es la parte divertida del programa. Creo que todas nos pueden sorprender.
–¿Le gustaría volver a la pista como invitada?
Por supuesto y sin dudarlo, cruzo los dedos para que haya gala en la que inviten a las estrellas pasadas. Es una experiencia de las que más he disfrutado en mi vida. Tener el trofeo en mi casa y verlo todos los días me hace sonreír.