Un argentino-polaco encontró en el poliamor la forma perfecta para ser fiel, ya que actualmente tiene cuatro novios y todos saben de la existencia de los otros y no arman bronca por eso.
“El poliamor es la única forma de relación en la que me siento bien”. Así lo afirma Mateusz Morawiec, quien desde 2018 elige vincularse sexoafectivamente de esa manera, según un artículo publicado por el diario El Clarín.
Él es nacido en Polonia y radica en Rosario, Argentina y a los 32 años forma parte de dos triángulos amorosos, que no tienen contacto entre sí. Es decir, en cada una tiene dos novios y estos no son pareja de sus parejas.
Mateuz tiene 10 años de casado con Krzyś y durante seis años no había nadie más.
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Pero luego de muchas discusiones ambos acordaron abrir la pareja, pero la condición era que ese número tres fuera más que sexo.
“Alguien con quien, además del sexo, seríamos amigos. Algo así como ‘amigos con beneficios’”, cuentan.
“Mi primera relación poliamorosa fue bastante caótica, cometimos muchos errores porque estábamos aprendiendo”, cuenta Morawiec al referirse a su debut en este mundo, cuando en Chile conoció a Juan, con quien tuvo una relación con ciertos límites. “Estaba con dos personas con su mutuo consentimiento, pero entre ellos no”. Mientras tanto, su marido también tuvo una pareja adicional, pero luego terminaron.
Mateusz y Krzyś solían viajar alrededor del mundo como mochileros. Así fue como llegó a sus vidas Will, su ahora novio venezolano, que entonces trabajaba como voluntario en un albergue en Chile.
Ya en suelo argentino Morawiec se unió a un segundo triángulo amoroso, con lo cual suma cuatro parejas. Estos últimos hombres, al igual que Will, no tenían experiencia previa en el poliamor. Sin embargo, afirma, la relación crece cada día.
“Cuando me miro a mí mismo dentro de 20 o 30 años, ellos cuatro aparecen en estas visualizaciones y siempre están conmigo. Amo a mis cuatro novios y no puedo imaginar mi vida sin ellos”.
“La dinámica de las relaciones es diferente; con algunos me siento más cerca, con otros todo se desarrolla más lento, pero cada uno me da una sensación de seguridad. Gracias a diferentes intereses puedo pasar tiempo con cada uno de ellos de una manera diferente y todos son especiales para mí”, sostiene.
Mateusz asegura que no le da pelota a los prejuicios respecto a su modo de vivir el amor.
Al momento de describir la reacción de su familia, se refiere al “abuso sicológico” al que lo sometieron, aunque reconoce que avanzaron en la “aceptación” de sus relaciones, y está convencido de que no comprenden del todo.
“Mi padre me llamó pervertido, mi madre sugirió no escribir sobre mis relaciones en las redes sociales y mi suegra se volvió loca contactándome a mí y a mis padres, acusándonos a todos de perversión”, recuerda.