Farándula

Mundo Picante: Serie alborota China

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La serie más popular de la tele china ha levantado un intenso debate sobre la virginidad, ya que muchos cuestionan si esta sigue siendo un activo preciado para las mujeres en la China del siglo veintiuno.

Esta añeja discusión ha puesto de manifiesto las diferencias no solo entre las distintas generaciones, sino también entre ambos sexos.

La polémica estalló cuando, en uno de los últimos episodios de la serie "Oda a la alegría", el novio de una de las protagonistas, Qiu Ying Ying, personaje interpretado por la actriz Yang Zi, rompe su compromiso con ella al enterarse de que había mantenido relaciones sexuales con otro hombre en el pasado. 

"Oda a la alegría" es la serie de mayor éxito en el país asiático. Es el equivalente a "Sexo en Nueva York" y narra las aventuras de cinco mujeres que tienen diferentes estilos de vida y que comparten apartamento en Shanghái.

Sus aventuras, romances y problemas cotidianos han logrado atraer a un público muy numeroso, especialmente femenino.

Esta popularidad explica el porqué, tras terminar el episodio, el debate que mantuvieron los protagonistas sobre la virginidad se trasladó primero a las redes sociales y luego a los medios de comunicación.

La bronca es que muchos en China ven la sexualidad como humillante y si es prematrimonial la juzgan de inmoral.

La discusión gira en torno a la pregunta que le hace la amiga de Ying Ying a su novio: "¿Consideras que es vergonzoso tener relaciones sexuales antes del matrimonio?".

La cuestión ha provocado una acalorada discusión en la redes sociales. La mayoría de mujeres han mostrado su rechazo a la actitud del novio de Ying Ying. Los comentarios masculinos, en cambio, se muestran menos críticos y subrayan que se trata de un tema de preferencias personales.

En el trasfondo de la controversia está la carencia de una educación sexual adecuada. Son numerosos los casos en que los profesores se  saltan los detalles del sistema reproductivo femenino y les  dicen a los alumnos que lo estudien por su cuenta. Y raros son los padres que comparten información sexual con sus hijos.

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