Ya pasaron siete años desde que Mino Padilla se acogió a su pensión y dejó atrás los apuros de su trabajo como humorista, que tanta popularidad le dio en toda Costa Rica.
Lejos del trajín de la radio y la tele, Mino Padilla –como es más conocido– disfruta de una vida que ha cambiado en dos ocasiones desde que se fue de Pelando el ojo.
El 28 de febrero del 2018, con 63 años, Mino le bajó las revoluciones a su carrera como cómico para irse a vivir a una finca que había comprado 10 años antes en El Empalme de Cartago.
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Allá se dedicó a cuidar animales como cabras y codornices y a “sacar adelante” un invernadero en el que cultivó zanahoria, remolacha, culantro, tomate, ayote, papa, cebollino y más.
Pero hace dos años, el reconocido humorista le dio un nuevo giro a su vida: vendió los animales, se deshizo de gran parte de los siembros y se dispuso a vivir una nueva etapa, en el mismo lugar y siempre junto a su esposa, Georgina, (con quien tiene 48 años de casado) y Adonis, el único de sus tres hijos que aún vive con ellos.
En una reciente entrevista con La Teja, Mino habló amplio sobre su renuncia a los trabajos del campo, su estado de salud y su relación actual con el humor, talento que lo llevó a populares programas como El Fogón de doña Chinda, La Patada y, por supuesto, Pelando el ojo.
“Me deshice de las cabras y de todo eso. Cumplí la etapa de cinco años, de tenerlos (a los animales), de verlos reproducir, pero hay un momento en que se van quemando las etapas. Los animales los fui vendiendo (solo se dejó un cabro grande porque su hijo lo pidió) y el terreno solo lo dejé con algunos siembros y arbolitos”, contó.
A días de llegar a los 70 años
Mino confirmó que está mejor que nunca y aunque el próximo 30 de julio cumplirá 70 años, afirmó sentirse como chiquillo de 30, ya que está en perfecto estado de salud y de ánimo, al punto que el médico le proyectó una vida de 100 años.
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“Gracias a Dios estoy bien, no tengo queja. Ya este año llego al sétimo piso, orgullosamente, porque me siento como de 30. De salud estoy muy bien, cuando me vine para acá (a su “finca de retiro”) tenía como 24 años de no visitar a un médico y fui al Ebáis del pueblo y me hicieron un expediente de control de adulto mayor. Cada tres meses voy a ‘revisión técnica’ y salgo bien”, comentó respecto a su salud.
Lo único que sí ha tenido que hacer en los últimos años es bajar un poco de peso porque estaba en 82 kilos y sentía que era mucho para él. Ahí fue donde se enrolló las mangas y dedicó darle un giro a su vida, retomar sus años como atleta y emprender una nueva aventura deportiva como senderista.
En medio de esa decisión fue que se deshizo de sus labores del campo y el liberarse de esas responsabilidades le dio el tiempo para sus largas caminatas diarias de dos o tres horas y sus “lecturas” de audiolibros mientras descubre la naturaleza.
“Empecé a caminar y a trotar, en 22 días eso se hizo una rutina y me ha gustado mucho porque con la tecnología y los audífonos inalámbricos que me regalan los nietos y los hijos pongo audiolibros, escucho La Biblia, libros de autoayuda y de superación personal, y me encanta. Es una delicia. Todos los días camino. No hay sábado, no hay domingo, no hay Semana Santa”, dijo.
El creador de recordados personajes como Culita, el ingeniero Elizondo, Etelvino Paredes, doña Evelia y doña Etelgive también contó que se involucró mucho en temas de la comunidad. Por ejemplo, es parte de la Asociación de Desarrollo Comunal de El Empalme y de la asada de la comunidad.
“Voy a llegar a los 70, pero siempre he dicho que la edad es como un número y como me paso escuchando y leyendo esos libros de autoayuda y superación personal uno se da cuenta de que los años son solo un número.
“A uno le dicen que cuando llega a los 50 le empiezan a dar todo tipo de enfermedades y a doler todo. A los 50 no me pasó, a los 60 no me pasó y si llego a los 70 creo que tampoco porque me siento como de 30. Entonces aprovecho esa buena salud y esas buenas ideas que me dicen que tengo en beneficio de la comunidad, en la asociación de desarrollo y en la asada que a veces implica andar metido en la montaña. Vine a servir”, destacó.
¿Y el humor?
Su relación con el humor no la cortó del todo. Si bien dejó de escucharse en radio y de salir en televisión nacional, aún tiene un proyecto humorístico con el que quema la fiebre de sus tiempos más movidos.
“El humor no se termina, uno no se cansa de eso, ni se olvida. A veces converso con alguien y de pronto a otro se me sale un chiste o un chascarrillo”, afirmó Padilla, quien confirmó que el programa “Tardeando en Los Santos” que tiene con su hijo Adonis en Radio Cultural Los Santos, sigue al aire (se transmite los sábados de 5 a 6 de la tarde).
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También se mantiene muy activo en Facebook, Instagram e incluso tiene su propio canal de YouTube.
En cuanto al programa Pelando el ojo, fue sincero en reconocer que ya no lo escucha tanto como antes, principalmente por el relevo generacional que ha habido en el elenco, que ha cambiado mucho a los integrantes respecto a cuando él estuvo.
“Cuando tengo tiempo los pongo y los veo en la tele, pero no soy muy dado a verlo. Yo me acostumbré a los programas en los que estuve. Siento que ya no es lo mismo porque hay muchos integrantes que son muy buenos y hay genialidades de carajillos, pero como no son los mismos, digo que no son parte de mi etapa”.