El 7 de julio de 2022, Theo Tuikubulau, un niño británico de apenas tres años, falleció a causa de sepsis, apenas unas horas después de haber sido dado de alta del Hospital Derriford, en Plymouth, con el diagnóstico de una infección de oído.
Su muerte ha desencadenado una investigación por parte del Tribunal Forense de Exeter y ha provocado preocupación pública por la forma en que los servicios sanitarios gestionaron los síntomas previos al fallecimiento.
Síntomas iniciales y primera consulta médica
La secuencia de hechos comenzó el 5 de julio de 2022, cuando Theo presentó fiebre y secreción nasal. Su madre, Kayleigh Kenneford, contactó por teléfono al servicio de atención médica no urgente del Servicio Nacional de Salud (NHS 111). Según su testimonio ante el tribunal, se le aconsejó llevar al niño en taxi hasta un hospital. Sin embargo, al notar que el pequeño se quedó dormido y parecía estable, decidió esperar y no realizar el traslado de inmediato.
Durante esa noche,Theo fue tratado en casa con medicamentos para bajar la fiebre, pero su estado no mostró mejoría. Al día siguiente, 6 de julio, la familia acudió a urgencias del Hospital Derriford después de que el niño desarrollara un sarpullido rojo en el pecho, tuviera fiebre alta de 40,2 °C, dificultad para respirar y otros signos preocupantes.
Según la información presentada en la audiencia judicial, los médicos que lo atendieron concluyeron que se trataba de una infección de oído. Theo fue dado de alta y enviado a casa con instrucciones para continuar el tratamiento en el domicilio.
Empeoramiento del cuadro clínico y segunda intervención médica
A lo largo del 6 de julio por la noche, el estado de Theo se agravó. Kayleigh notó que el niño tenía una coloración azulada en la boca, no aceptaba líquidos, no orinaba y respiraba con dificultad. Preocupada por estos síntomas, volvió a contactar a la unidad pediátrica del hospital. Sin embargo, según su declaración, le recomendaron simplemente ofrecer bebidas azucaradas y mantener la observación en casa.
Durante esa noche, Theo no pudo dormir bien, presentó respiración agitada y pasó varias horas en brazos de su madre, quien lo acompañó sin saber que se trataba de una condición potencialmente mortal. En las primeras horas del 7 de julio, al constatar que la situación empeoraba, Kayleigh llamó a una ambulancia de emergencia.
Theo fue trasladado de urgencia al Hospital Derriford. A su llegada, fue ingresado directamente en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pediátrica con sospecha de meningitis. Los equipos médicos y de enfermería intentaron reanimarlo durante casi 30 minutos. Finalmente, se certificó su fallecimiento en presencia de sus padres.
Causas médicas: la sepsis como diagnóstico final
Posteriormente, la causa oficial de muerte fue determinada como sepsis. La sepsis es una respuesta inmunitaria extrema del organismo a una infección, que puede causar fallos orgánicos múltiples y provocar la muerte en pocas horas si no se trata con rapidez.
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Durante la investigación, el pediatra consultor Andy Robinson explicó que no se realizaron análisis de laboratorio en la primera consulta porque los resultados habrían demorado entre 36 y 48 horas, y los médicos confiaron en un diagnóstico clínico basado en los síntomas visibles. A juicio del especialista, la enfermedad avanzó de forma agresiva e inesperada.
El invierno 2022-2023 en el Reino Unido estuvo marcado por un aumento de infecciones por estreptococo A, una bacteria común en la infancia que, en casos graves, puede desencadenar sepsis o shock séptico. Esta situación fue señalada como un factor de riesgo relevante en la investigación del caso de Theo.
El impacto en la familia y el mensaje preventivo
Durante su declaración ante el jurado del Tribunal Forense de Exeter, Kayleigh expresó que confió plenamente en el criterio médico. “Me sentí tranquila porque creí en lo que decían los profesionales”, aseguró. También relató los momentos finales junto a su hijo: “Entramos en la habitación, le tomamos la mano y apagaron todo”.
La madre señaló que, a pesar de haber buscado atención médica de forma insistente, no recibió indicaciones claras de la gravedad del cuadro clínico.
Ahora, su objetivo es advertir a otras familias sobre los signos que podrían indicar una progresión hacia sepsis: fiebre alta que no cede, sarpullidos, respiración rápida o débil, somnolencia excesiva, labios o extremidades con coloración anormal, y ausencia de micción.
Especialistas médicos y autoridades de salud recomiendan que estos síntomas sean tratados como una emergencia y que los padres insistan en exámenes adicionales si los signos persisten o se intensifican, incluso después de un diagnóstico inicial aparentemente benigno.
Investigación en curso y posibles medidas
La investigación forense aún está abierta, y se espera que el Tribunal Forense de Exeter publique un informe completo en las próximas semanas. Este caso podría generar revisiones en los protocolos clínicos del NHS para el diagnóstico de sepsis en menores, así como un mayor énfasis en la formación del personal médico en la detección temprana de signos críticos.
Mientras tanto, Kayleigh mantiene vivo el recuerdo de su hijo como un niño “feliz, cariñoso y atento”, fascinado por los camiones de bomberos y siempre sonriente.