El periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro, quien ha luchado en contra de la corrupción por más de una década, enfrenta la ira del gobierno de Daniel Ortega, cuya policía allanó y ocupó las oficinas de su diario, el Confidencial, en un intento de callarlo.
Con estilo directo y frontal, Chamorro, de 62 años, no duda en llamar al presidente Daniel Ortega “dictador sanguinario” y de acusarlo de aferrarse al poder mediante el terror; también se considera un periodista crítico, pero no un político opositor.
El comunicador, con una trayectoria profesional que en círculos periodísticos e intelectuales es considerada impecable, ha sido mencionado como un potencial candidato presidencial, aunque no se ve en ese rol, pero tampoco lo descarta.
“Al cuestionar el poder, al confrontarme con el poder, he sido atacado por el poder, pero no estoy asociado a un movimiento político de oposición”, aclara.
La imagen de antimotines empujando, gritando y profiriendo insultos a Chamorro y otros periodistas que cubrían su presencia en la sede de la Policía, provocó reacciones de condena al gobierno de parte de la población y la comunidad internacional.
La agresión a Chamorro puso en la mente de los nicaragüenses la lucha frontal que durante toda su vida libró su padre, el también periodista Pedro Joaquín Chamorro, asesinado durante el régimen dinástico de Anastasio Somoza, en 1978, lo que provocó un enorme descontento social.
Ese hecho, según dice, marcó su vida y le hizo cambiar sus planes personales de seguir estudiando Economía. “Me metí en periodismo y me metí en el Frente Sandinista”, llevado por la búsqueda de un cambio político, la teología de la liberación y el pensamiento de la izquierda latinoamericana.
Su madre, Violeta Barrios de Chamorro, fue electa presidenta (1990-1997) y se convirtió en la primera mujer en ocupar ese cargo en Nicaragua.
Él es el menor de los cuatro hijos de la exmandataria, todos vinculados al periodismo.
“Yo me siento muy orgulloso de la herencia y sobre todo del ejemplo de mi padre, una persona que fue consecuente con sus valores. Y también me siento orgulloso de mi madre que está enferma, retirada de la política”, apunta.
“A Daniel Ortega nunca lo conocí en la etapa anterior al triunfo de la revolución. Nunca lo vi cara a cara”, manifiesta el periodista al rememorar su relación con el actual mandatario, de quien recuerda que fue electo para encabezar una dirección colectiva tras el triunfo de la revolución porque “era alguien más bien disciplinado, opaco”.
"He querido establecer mis credenciales por mi propio peso. Es decir, yo no he hecho periodismo a costillas de mi familia o en la sombra de mi padre o de mi madre”, dice.
El allanamiento y ocupación de los bienes de las empresas periodísticas de Chamorro es parte de las acciones contra nueve organizaciones cívicas y de derechos humanos a las que el parlamento les quitó su estatus legal y les acusó de golpistas y terroristas.
Chamorro rechaza que los medios de su propiedad estén relacionados con las ONG perseguidas en el actual contexto de “crisis terminal” de Nicaragua, donde, tras ocho meses de protestas antigubernamentales, la represión se enfoca en organismos de derechos humanos y medios de comunicación.
“Creo que la prensa independiente es un contrapoder y debe seguir jugando ese papel.
“No me considero el mejor periodista de Nicaragua, de América Latina, pero creo que ese trabajo lo sé hacer bien y hemos sembrado a lo largo de todos estos años confianza y credibilidad y ahora lo estamos cosechando”, asegura el comunicador.

