Para muchos matrimonios, el compromiso de estar juntos “hasta que la muerte los separe” representa la máxima expresión del amor duradero. En el caso de Vicente de Paula Arantes y Cylma Silva da Boaviagem,la muerte no logró lo que la vida jamás permitió: separarlos.
El martes 10 de junio de 2025, ambos fallecieron con pocas horas de diferencia, sin saber que el otro ya había partido. Fue el cierre de una historia de amor, familia, vocación y solidaridad que se extendió a lo largo de 67 años de vida en común.
Vicente tenía 98 años. Cylma, 91. Compartieron más de seis décadas de matrimonio, construyendo una vida ejemplar en Patrocínio, en el interior de Minas Gerais, Brasil. Según su familia, ni en el momento final dejaron de acompañarse: murieron el mismo día, como si hubiesen pactado no separarse jamás.
La historia de Vicente y Cylma se remonta a mediados del siglo pasado, en Belo Horizonte, donde ambos trabajaban en una oficina de contabilidad. Vicente era estudiante de Derecho en la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), y Cylma ya se desempeñaba como profesora. Fue allí donde nació una relación que, con el tiempo, se transformaría en un matrimonio sólido y duradero.
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El 2 de julio de 1958 comenzaron a salir. Las imágenes conservadas por la familia muestran a la pareja en escenarios cotidianos, paseando por las calles de la capital mineira. En ellas se los ve sonrientes, tomados de la mano. “Eran fotos que captaban a la gente más estilosa de la época. Hoy seguro que estarían en páginas como Pinterest”, recordó entre risas su nieto Lucas Arantes.
Luego de casarse en São João Evangelista, se trasladaron en 1960 al Triângulo Mineiro. Patrocínio, donde finalmente se establecieron, se convertiría en el epicentro de sus vidas. Allí criaron a sus hijos, formaron una familia numerosa y desarrollaron una carrera profesional.
Vicente se consolidó como abogado penalista en una época en la que Patrocínio contaba apenas con tres profesionales del Derecho. Su trabajo lo llevó a recorrer toda la región, conocida entonces por su desarrollo incipiente y dificultades sociales. Cylma, por su parte, asumió un rol activo en labores de beneficencia.
Así recuerda su familia a Cylma
Vicente y Cylma construyeron un hogar que sus nietos y bisnietos recuerdan con afecto. La familia relata que cada encuentro con ellos estaba cargado de cuidados: desde la mesa puesta con esmero, hasta los desayunos en la cama preparados con cariño. Incluso los gestos más sencillos eran expresiones de amor.
“Mi abuela ni siquiera tomaba café, pero lo hacía solo para acompañar a mi abuelo”, dijo Sofía. En vacaciones, los abuelos iban a buscar a los nietos sin falta. Preferían recorrer largos trayectos en coche antes que volar en avión. Vicente disfrutaba conducir, Cylma adoraba el mar. Así vivieron muchas de sus aventuras familiares.
En abril de 2025, Cylma fue diagnosticada con un tumor pancreático. La enfermedad avanzó rápidamente. Durante su último cumpleaños, ya estaba hospitalizada. Necesitó ser alimentada por sonda y su estado era delicado. Vicente, quien además se había fracturado un brazo, comenzó a deteriorarse emocional y físicamente al ver el sufrimiento de su esposa.
El martes 10 de junio, Cylma falleció en horas de la mañana. Ese mismo día, sin haber sido informado del deceso de su esposa, Vicente también murió por la tarde. Su nieto Lucas cree que fue la manera en la que el destino los mantuvo unidos hasta el final.
“Ni siquiera la muerte los separó”, expresó.
Los cuerpos de Vicente y Cylma fueron sepultados en el Memorial Jardim dos Ipês de Patrocínio. Ella el martes 10, él el miércoles 11. La familia asegura que su despedida, en sincronía, reforzó el mensaje que ambos transmitieron en vida: la importancia de permanecer juntos, de ser fieles a los compromisos asumidos y de cultivar el amor en la cotidianidad.
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“Mi madre siempre decía que la vida no termina aquí. Lo creo totalmente. Por eso estoy tranquilo: sé que están juntos al otro lado, muy bien”, manifestó Vicente Arantes Junior. Y como recordaba Lucas, “siempre decía que no quería tener razón, sino ser feliz”.