Cada sábado, Gladys Gutiérrez extiende una manta sobre la vereda polvorienta de Villa Fiorito, el mismo barrio donde nació Diego Maradona. Sobre esa tela acomoda perfumes, ropa usada y algunos objetos de su propia casa. No lo hace por gusto, sino por necesidad: su familia, como miles en Argentina, lucha por llegar a fin de mes en medio de una crisis que no da respiro.
“Los fines de semana venimos a tirar un poco de manta, porque en casa no alcanza”, dice mientras ordena sus productos. Durante la semana intenta vender artículos de limpieza en su vivienda, pero los vecinos ya no tienen dinero. “La gente está cansada, está enojada”, comenta resignada.
Su marido, albañil, lleva meses sin trabajo. Ella pidió un préstamo para ofrecer fiambres y bebidas, pero las ventas no alcanzan y las cuotas suben cada mes. “Todo se va en pagar lo que debemos”, explica.
El reflejo de una Argentina que se reinventa
La feria callejera de Villa Fiorito se extiende por más de 20 cuadras. Allí conviven puestos de verduras, herramientas y ropa con decenas de “manteros”, personas que venden sobre mantas lo que ya no usan o lo que rescatan de la basura.
El economista Guillermo Oliveto explicó a AFP que “el 70% de la clase media baja y trabajadora llega a fin de mes el día 15”, cuando ya no queda dinero. A pesar de que el gobierno de Javier Milei logró bajar la inflación, la contracción del comercio, la obra pública y la industria ha dejado a miles sin empleo formal.
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Según la consultora Aresco, tres de cada cuatro argentinos afirman que hoy les cuesta más llegar a fin de mes que el año pasado. En una economía donde el 40% trabaja en la informalidad, sobrevivir se volvió un acto de resistencia.
De la feria al teléfono: los “manteros digitales”
En medio de la crisis, muchos vecinos intentan adaptarse. Algunos ofrecen lo mismo que venden en la feria, pero a través de redes sociales o grupos de WhatsApp. El politólogo Matías Mora los llama “manteros digitales”.
“La gente se endeuda para comer y, en el mejor de los casos, para emprender, pero con tasas altísimas”, explica. Un estudio del IETSE señala que nueve de cada diez familias argentinas tienen deudas, y más de la mitad las contrajo para comprar alimentos.
Una feria con historia y esperanza
Entre las calles del barrio resuena el bullicio de los niños, el sermón de un pastor y el humo de los asados que se mezcla con el olor de la basura. Para Gladys, el fin de semana significa volver a empezar. “A veces vendo algo, a veces nada”, dice con una sonrisa tenue.
Mientras guarda los pocos billetes que consiguió, levanta la vista hacia un mural de Maradona. “El Diego también salió de acá, también la peleó”, murmura. Su historia no es única, pero resume la realidad de un país que, entre la fe y el esfuerzo, sigue buscando la manera de sobrevivir.
Esta nota fue hecha con ayuda de Inteligencia Artificial.