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Médicos pensaron que era muy joven para tener cáncer con 20 años y le dieron antidepresivos: ahora es muy tarde

Los médicos pensaron que la joven tenía ansiedad, pero en realidad era una enfermedad muy grave

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A finales de 2020, cuando Bruna Gettert tenía 20 años, comenzó a experimentar síntomas preocupantes: acidez estomacal, náuseas, indigestión, diarrea y fuertes dolores abdominales.

En dos meses, perdió 10 kilos, pasando de 45 a 35 kilos. A pesar de estos alarmantes cambios en su salud, los exámenes de sangre y las imágenes no mostraron resultados que pudieran explicar sus síntomas. Los médicos, considerando su juventud y el contexto de la pandemia, concluyeron que su malestar debía ser producto de ansiedad.

Bruna Gettert
Por su juventud y la pandemia, los doctores le dijeron que era ansiedad. (O Globo/O Globo)

“Los médicos dijeron que era demasiado joven, que seguramente estaba ansiosa por la pandemia. Empecé a creer que todo era producto de mi imaginación. Estaba muy débil, pero empecé a pensar que me lo estaba inventando”, recuerda Gettert.

En ese momento, la estudiante de administración de empresas fue mandada a un psiquiatra, quien le recetó antidepresivos. Aunque experimentó algo de mejoría, como el regreso del apetito, sus síntomas persistieron e incluso empeoraron con el tiempo.

A pesar de haber consultado a más de seis profesionales, incluidos médicos generales y gastroenterólogos, el diagnóstico no llegaba. Durante este período, se le trató por una infección por H. pylori, le recetaron protectores gástricos y se sometió a varias endoscopias y ecografías abdominales. Incluso le extirparon la vesícula biliar, pero los síntomas no desaparecieron. Los médicos seguían sin encontrar ninguna justificación para sus intensos dolores y malestares.

Conforme pasaba el tiempo, Gettert comenzó a sentirse cada vez más frustrada. “Empecé a creer que todo era producto de mi imaginación. Estaba muy débil, pero empecé a pensar que me lo estaba inventando”, recordó. En el principio de 2023, la joven presentó un nuevo síntoma: dificultad para tragar tanto sólidos como líquidos, lo que la llevó a desmayarse. Fue entonces cuando finalmente se dirigió a urgencias, donde, por primera vez, sintió que su queja era tomada en serio.

En la consulta de urgencias, los médicos realizaron nuevos análisis de sangre que revelaron una anemia grave. Una endoscopia mostró un pequeño nódulo en el cardias, la región entre el estómago y el esófago, lo que explicaba la dificultad para tragar. Al mismo tiempo, una tomografía computarizada detectó una masa de 10 centímetros entre el páncreas, el retroperitoneo y la curvatura gástrica, así como metástasis en el hígado.

Bruna Gettert
La joven experimentó muchos síntomas por su enfermedad y los tratamientos. (O Globo/O Globo)

El diagnóstico inicial fue tumor del estroma gastrointestinal (GIST). Tras empezar un tratamiento, Gettert experimentó efectos secundarios graves, como sangrado y vómitos con sangre. Un segundo tratamiento redujo la masa abdominal a aproximadamente 6 centímetros, pero los efectos tóxicos del medicamento empeoraron. “Tuve hepatitis inducida por medicamentos, tenía la cara hinchada, sangraba por la boca y la nariz, y estuve hospitalizada constantemente”, lamenta Gettert.

A pesar de los esfuerzos médicos, el tratamiento no fue efectivo. Fue en marzo de 2024, tras una consulta con un especialista en Porto Alegre, cuando un nuevo análisis de la biopsia reveló que el diagnóstico inicial era erróneo. Gettert no tenía un tumor del estroma gastrointestinal, sino un tumor neuroendocrino bien diferenciado de grado 2. Este diagnóstico ya se había identificado en una de las biopsias anteriores, pero los médicos no lo consideraron.

El oncólogo Rodolfo Leal explica que este tipo de tumores, debido a su heterogeneidad, pueden crecer lentamente y solo causar síntomas cuando ya están bastante avanzados.

Tras recibir el diagnóstico correcto, Gettert comenzó un nuevo tratamiento, con un tercer medicamento que logró estabilizar su condición, aunque no la curó. A pesar de las limitaciones físicas y los efectos secundarios debilitantes de los tratamientos, la joven continúa con su formación académica en administración de empresas de manera remota y mantiene una rutina activa de creación de contenido sobre su lucha contra el cáncer en redes sociales.

“Me consideran una paciente paliativa”, dice, pero asegura que está luchando para seguir adelante. Además, lamenta profundamente que su enfermedad no fuera tomada en serio en un principio por su corta edad. “Lo que me duele es que mis quejas fueron invalidadas por ser demasiado joven”, agrega.

O Globo

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O Globo de Brasil fundado en 1925, con sede en Río de Janeiro. Forma parte del Grupo de Diarios América (GDA), un consorcio exclusivo integrado por periódicos independientes con más influencia en Latinoamérica.

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