Lo que debía ser un viaje de cumpleaños con amigas se transformó en una experiencia traumática para Cathy Warren, una joven británica de 29 años, quien sufrió un derrame cerebral mientras se encontraba en Fethiye, una ciudad costera de Turquía.
El episodio, ocurrido en septiembre de 2024, le provocó una condición neurológica conocida como síndrome del acento extranjero (SAF), que alteró la manera en que produce los sonidos del habla.
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Según el Hospital de la Universidad de Illinois, un derrame cerebral ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia el cerebro, provocando daños que pueden ser permanentes. En el caso de Cathy, los síntomas comenzaron con mareos y pérdida de movilidad en las piernas. Pensó que era un golpe de calor, pero horas más tarde fue hospitalizada de urgencia.
“Siento que perdí parte de mi identidad”
Al despertar, Warren notó que su lado izquierdo estaba paralizado y que su voz ya no sonaba igual. Su característico acento británico había desaparecido, reemplazado por un acento tailandés, similar al de su madre.
Los médicos confirmaron el diagnóstico: síndrome del acento extranjero, una alteración neurológica extremadamente rara. De acuerdo con la Cleveland Clinic, solo se han documentado poco más de 100 casos en el mundo.
“No creo que vuelva a sonar igual. Siento que he perdido parte de mi identidad”, declaró la joven a medios británicos. “Ese cambio podría estar relacionado con el entorno en el que ocurrió el derrame y con mi conexión familiar”.
Aunque recibe terapia del habla, los especialistas no pueden asegurar que recupere su voz original.
Recuperación física y emocional
Cathy permaneció un mes hospitalizada en Turquía y otros dos en el Reino Unido. Pasó por un largo proceso de rehabilitación intensiva que se extendió por tres meses más.
“Al principio necesitaba tres personas para moverme. Pasé por trípode, muleta y ahora ya camino sola. Me llevó casi diez meses recuperar la movilidad”, relató la joven, quien trabaja como administradora financiera en Basingstoke (Hampshire).
Aunque ha superado gran parte de las secuelas físicas, su mayor desafío sigue siendo aceptar una voz que ya no siente como suya. Su historia ha despertado interés médico y empatía en redes sociales, al mostrar cómo un accidente neurológico puede transformar algo tan íntimo como la identidad vocal.
Nota realizada con ayuda de IA


