EscucharUn niño, de 8 años, de Indiana, Estados Unidos, falleció en menos de un día tras presentar síntomas que en un inicio parecían leves, pero que finalmente resultaron ser consecuencia de una infección bacteriana poco común y altamente letal.
Liam Dahlberg llegó a su casa después de la escuela manifestando dolor de cabeza, algo que en principio no alarmó a su familia.
Sin embargo, al día siguiente, su madre, Ashlee Dahlberg, notó un cambio preocupante en el comportamiento habitual de su hijo, quien normalmente era activo y alegre.
Preocupada, la mujer decidió llevar a Liam con urgencia al hospital, donde los médicos confirmaron que el niño padecía Haemophilus influenzae tipo b, también conocida como “H. influenzae” o simplemente “Hib”, una infección bacteriana extremadamente peligrosa.
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Esta enfermedad, causada por una bacteria y no por un virus, suele prevenirse mediante la vacunación en la infancia.
No obstante, existe la posibilidad de contraerla, especialmente durante la infancia o en edades avanzadas, a pesar de las inmunizaciones.
La rapidez letal del Hib
La madre explicó con claridad la gravedad del cuadro: “Quien contrae la enfermedad suele morir en 24 horas”, un dato que refleja el rápido avance y alta letalidad del Hib.
Los estudios realizados mediante resonancia magnética indicaron que la infección ya se había extendido al cerebro y a la médula espinal del pequeño Liam, complicando aún más su estado clínico.
Sin opciones para salvarlo
Frente a esta situación, los médicos informaron que las opciones para tratar al niño eran prácticamente nulas. La madre expresó su dolor ante la situación.
“Básicamente, en ese momento, no había nada que pudieran hacer. Nunca le desearía ese tipo de dolor ni a mi peor enemigo. Es duro”, dijo.
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Liam falleció en menos de 24 horas tras presentar dolor de cabeza. Su madre, Ashlee, recordó con tristeza los últimos instantes junto a su hijo.
“Estaba sentado allí escuchando a los médicos decir: ‘Hiciste todo bien, no había nada que pudiéramos hacer’. Acostada allí con él mientras le desconectaban el soporte vital, pude sentir cómo su pequeño latido se apagaba. No hay palabras para describir el dolor”, explicó.
Las infecciones causadas por Hib pueden volverse invasivas y diseminarse a áreas del cuerpo que usualmente están libres de gérmenes. Esta bacteria suele transmitirse por medio de gotitas respiratorias y puede alojarse en la nariz y garganta de personas sanas sin causar síntomas.
No obstante, un sistema inmunológico debilitado o la presencia de infecciones virales previas pueden facilitar que el Hib ingrese al torrente sanguíneo, permitiendo que la bacteria se extienda a diferentes órganos del cuerpo.
