La exposición en París titulada “Momias”, instalada en el Museo del Hombre, ofrece un recorrido profundo por distintas prácticas funerarias que se han desarrollado a lo largo de miles de años.
LEA MÁS: Las momias “espontáneas” llenan de intriga a expertos
Entre las piezas presentadas se encuentran varias momias andinas, considerada unas de las más reveladoras por el nivel de conservación y la variedad de técnicas empleadas en diferentes momentos de la historia. La muestra estará disponible hasta el 25 de mayo de 2026 y busca acercar al público a un tema que combina ciencia, cultura y memoria.
Diversidad de orígenes en una sola muestra
El recorrido incluye desde una momia egipcia envuelta en lino hasta los restos de una niña francesa del siglo XVII hallada en Estrasburgo. Sin embargo, las piezas procedentes de los Andes captan buena parte de la atención. Una de ellas es el hombre Chachapoya, colocado en posición fetal y con un gesto que impacta por su realismo. Su postura rígida y la boca entreabierta remiten a imágenes icónicas del arte universal y lo convierten en una pieza central del recorrido.
Tres momias de los Andes
El museo también exhibe una momia preinca procedente de Perú, una joven con cabello trenzado originaria de la actual Bolivia y los restos de un niño de aproximadamente cinco años envuelto en un fardo típico de la cultura Chancay, que se desarrolló en la costa central peruana hacia el siglo XIII.
Cada una de estas piezas permite comprender rasgos culturales específicos, como el uso de textiles, rituales funerarios y la relación de estas sociedades con la muerte y el cuerpo.
Reflexión ética y científica
Los curadores explicaron que la muestra busca desmontar el estereotipo de que todas las momias provienen de Egipto. Pascal Sellier, del Centro Nacional francés para la Investigación Científica (CNRS), indicó: “Nuestro deseo es desmontar un poco el cliché de la momia, claramente egipcia en la mente de la gente. Mostrar que hay otras más antiguas, que hay por todas partes, y que aún existen hoy en día”. El especialista reconoce que acercar estos restos al público implica un reto ético sobre el trato que se les da y la necesidad de contextualizarlos.
Devolver identidad y dignidad
Éloïse Quétel, cocomisaria de la muestra, profundizó en ese debate y afirmó: “Devolverles su dignidad es también devolverles un poco su historia, su identidad, su trayectoria”. Para ello, el museo evita luces dramáticas e instala una especie de velo que ofrece a quienes visitan el lugar la opción de decidir si desean observar directamente cada pieza. La intención es combinar rigor científico con respeto por la memoria de quienes hoy forman parte del acervo cultural.
Restauración y estudio detallado
Varias momias fueron sometidas a limpiezas y procesos de conservación. El caso más destacado es el de Myrithis, una mujer hallada en Egipto, cuyo peinado original fue recuperado durante los trabajos de restauración. Los tejidos, que estaban rígidos o desplazados, se acomodaron para presentar el cuerpo de forma más acorde con su posición original. Los restauradores explicaron que estos restos funcionan como archivos vivos que permiten estudiar enfermedades, hábitos alimentarios, técnicas de vestimenta y símbolos culturales.
Tradición milenaria de la momificación
Los organizadores recuerdan que la momificación ha estado presente en los cinco continentes. Los vestigios más antiguos conocidos datan de la cultura Chinchorro, en zonas de Perú y Chile, con cerca de 9.000 años de antigüedad. A lo largo del tiempo, diversas sociedades preservaron cuerpos por motivos religiosos, políticos o medicinales. En épocas recientes, figuras como Lenin o Eva Perón también fueron sometidas a procesos de conservación, demostrando que esta práctica sigue vigente en ciertos contextos.
*Esta nota fue hecha con ayuda de Inteligencia Artificial.
LEA MÁS: ALERTA: ¿No le sirven algunas páginas web? Esto es lo que está pasando a nivel global




