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“Se lo llevó todo”, relata un sobreviviente del tsunami en Indonesia que dejó al menos 373 muertos

Los equipos de rescate siguen buscando personas con vida

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Asep Sunaria escuchó un fuerte ruido y segundos después el agua lo tiró de su motocicleta. Esa agua luego cubrió su casa y el pueblo indonesio de Sukarame, que hasta el sábado por la noche era su hogar.

Sunaria, de 42 años, relata cómo vivió el desastre que se dio el sábado por la noche, mientras los socorristas intentan buscar sobrevivientes de este tsunami que dejó al menos 373 víctimas mortales en zonas costeras del país. También hay al menos 128 desaparecidos y más de 1.400 heridos.

“El agua surgió con un sonido fuerte, como de viento”, cuenta el sobreviviente.

"Yo estaba conmocionado. No me lo esperaba en absoluto. ¡No hubo alerta! Al principio pensé que se trataba de una ola causada por la marea, pero el agua subió tanto...", agrega.

Se puso a correr con su familia hacia las alturas del pueblo de Sukarame, en la costa este de Java, llevándose únicamente la ropa puesta.

Sunaria dice haber tenido suerte. Varios habitantes del pueblo murieron cuando la ola del tsunami barrió el sábado por la noche las playas del sur de la isla de Sumatra y la extremidad occidental de Java, inundando hoteles y localidades situadas al borde del mar.

La ola gigante apareció tras la erupción, en el Estrecho de la Sonda, del volcán Anak Krakatoa, conocido como el “hijo” del legendario Krakatoa.

“Mi familia está ahora segura, pero mi casa fue destruida, el tsunami se lo llevó todo.

“Ahora estoy buscando cuerpos que aún no han sido hallados. Encontramos uno ayer y verificamos los lugares donde podría haber otros”, afirma Sunaria.

Otra habitante, Sunarti, camina con el agua hasta las rodillas, buscando sus pertenencias que han sido arrastradas y dispersadas lejos de su casa reducida a escombros.

“Ayer encontramos dos cadáveres”, dice este mujer de 61 años.

Huir a las alturas

Sunarti, que como muchos indonesios solo tiene un nombre, se alegra de que su madre de 100 años haya sobrevivido.

La familia se ha refugiado ahora en las alturas pues las autoridades advierten que hay un riesgo de que se produzcan nuevas olas mortales.

"Mi vida ya era dura. Éramos muy pobres, y ahora esto..." se lamenta la mujer.

En la localidad de Cilurah, Ade Junaedi, otro superviviente, cuenta cómo fue testigo de la furia de la naturaleza.

"Ocurrió tan rápido. Hablaba con un huésped en mi casa cuando mi mujer abrió la puerta, gritando, aterrada. Creí que era un incendio, pero al ir hacia la puerta ví el agua llegar”, relató.

En la localidad de Sukarame, Sunarti y sus vecinos esperan en medio de la falta de comida que les lleguen las ayudas.

“No hemos recibido nada hasta ahora. Algunos se están muriendo de hambre”, dice la mujer.

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