Un caso que ha estremecido a la comunidad académica internacional llegó a su resolución judicial en Estados Unidos. Cedric Lodge, quien se desempeñaba como gerente de la morgue en la prestigiosa Harvard Medical School, fue sentenciado a ocho años de prisión por el robo y la comercialización ilegal de restos humanos. El exfuncionario admitió haber traficado partes corporales que habían sido donadas con fines exclusivamente científicos y de investigación.
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Una red de comercio clandestino
Las investigaciones revelaron que, entre los años 2018 y 2020, Lodge extrajo de manera sistemática órganos internos, cerebros, manos y rostros del depósito de cadáveres de la institución. Según los reportes de la justicia, el implicado trasladaba los restos desde las instalaciones médicas en Boston hasta su residencia privada, contando con la colaboración de su esposa, Denise Lodge, quien también recibió una condena de un año de cárcel por su participación en los hechos.
El esquema delictivo consistía en enviar los restos humanos a compradores ubicados en distintos estados del país. Estas transacciones se realizaban de forma oculta, vulnerando la confianza de los donantes y sus familias, quienes entregaron los cuerpos con la esperanza de contribuir al avance de la medicina. La dirección de Harvard Medical School procedió al despido inmediato de Lodge una vez que las irregularidades salieron a la luz a mediados de 2023.
El veredicto de las autoridades
El FBI y el Departamento de Justicia señalaron que este crimen no solo representa una violación legal, sino una falta ética grave hacia la dignidad humana. Muchos de los compradores involucrados en esta red utilizaban los restos con fines de lucro personal, y varios de ellos ya enfrentan sentencias de prisión o procesos judiciales abiertos. Wayne A. Jacobs, agente especial del FBI, afirmó que esta sentencia es un paso crucial para garantizar que actos tan atroces no queden en la impunidad.
La justicia determinó que el exgerente actuó sin el consentimiento de la universidad ni de los familiares de los fallecidos. El caso ha generado un debate sobre los protocolos de seguridad en los depósitos de cadáveres de las facultades de medicina en Estados Unidos, buscando evitar que el tráfico de órganos y tejidos vuelva a empañar el prestigio de las instituciones educativas de alto nivel.
*Esta nota fue hecha con ayuda de Inteligencia Artificial.

