Víctor González se propuso llevar a cabo un ambicioso proyecto, para rendirle un tributo a la memoria de su padre: adquirir un Datsun 1500, modelo 78, para restaurarlo y dejarlo lo más parecido al carrito que tuvo su tata, cuando él era un niño. Pues bien, hace cinco meses logró hacer su deseo realidad.
Este vecino de San Pablo de Heredia encontró un modelo similar al que tuvo don Gilberto (su papá), debajo de un árbol de aguacate, en completo abandono, y no lo pensó dos veces para vender un automóvil que tenía y hacerse de este J15, como le llaman a esta versión de carro.
“Ese fue el primer carro que conocí, recuerdo que mi papá me llevaba en él y nunca se me olvida una travesura que hice cuando tenía unos 4 años. Fui con mi papá a hacer un mandado, él me dejó dentro del carro mientras iba a hacer unas compras y solté el freno de mano y se fue hacia atrás. Nunca se me olvida.
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“Afortunadamente, no pasó nada y, gracias a esa anécdota y a todo lo que representa mi papá, quien falleció hace 7 años, quise tener un pick-up igual, y cinco meses después parece completamente nuevo”, añadió.
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Un hermoso proyecto
Víctor contó que comenzó a buscar un Datsun 1500 y un amigo le dijo que un tío tenía uno botado en la casa. Estaba para chatarra, completamente, inservible y podrido.
“Fui un martes a verlo y el miércoles lo compré. Le eché gasolina estando todo desarmado y así me lo llevé para la casa, porque no estaba tan lejos de donde vivo. Con mucha paciencia y trabajo duro, y con la ayuda de mis sobrinos y de mi esposa, le hemos hecho todas las modificaciones.
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“Ya lo puse a mi nombre, le pagué los marchamos y comencé a restaurarlo. Todavía le faltan algunos detalles. Se le hizo el cajón nuevo, que es de madera, tiene aros de lujo, se pintó y quedan algunos ajustes menores”, comentó emocionado.
González confesó que el carro de su tata era rojo, por lo que así quiso pintar al suyo. Lamentablemente, no hay fotos del Datsun de su papá, pero tiene cada detalle guardado de esta nave en su mente y así le ha dado vida a su automóvil.
“Recuerdo que cuando era más grande, mi papá tuvo un Nissan D21 gris, pero siempre me quedó todo lo que viví con el rojo y cuando mi papá estaba vivo, decía que algún día tendría un modelo similar al de él y lo estoy logrando.
“Tener este carro me evoca nostalgia y los mejores recuerdos de mi papá. El carro ya lo ando por todo lado, no lo he llevado aún a revisión porque debo cambiarle las escobillas, pero está muy avanzado. Es de dos puertas, manual, carburado, y de la vieja escuela”, detalló.
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¿Qué ha sido lo más complicado en el proceso de restauración?
“Hay una puerta y la tapa del motor que no están al 100 por ciento y es difícil conseguir repuestos para este tipo de vehículos, pero estamos viendo cómo las dejamos lo mejor posible. Sin embargo, no puedo evitar que cuando lo conduzco me lo piropeen, siempre me dicen que lo tengo muy lindo”; aseguró.