En la Universidad Nacional las denuncias por hostigamiento sexual también van a clases. Dieciocho han denunciado desde el 2013 hasta la fecha y 62 consultas se han hecho en la Fiscalía contra el Hostigamiento Sexual de ese centro de estudios.
De esos casos, catorce se han resuelto favorablemente para la persona que denunció el acoso y los otros cuatro no se pudieron terminar porque el acusado se jubiló o renunció a la UNA.
La situación es tan penosa en esa casa de estudios que una iniciativa de estudiantes creó el hashtag: #MePasoEnLaUna” cuya intensión es invitar a los estudiantes a que escriban alguna mala experiencia que hayan sufrido.
Carmen Ulate, coordinadora de la Política para la Igualdad de Género de la UNA, dijo que el hostigamiento es una práctica que se ha dado desde hace muchos años, pero que a partir de 1995 se reglamentó.
Dijo que de los catorce casos que lograron llevar a un proceso administrativo, en once de ellos hubo una suspensión, en uno una llamada de atención escrita, en otro el funcionario fue despedido y en el último caso la persona involucrada fue expulsada de la universidad porque era un estudiante.
“Es muy importante que los estudiantes denuncien a lo interno de la UNA porque es la única posibilidad de que el rector tome las medidas disciplinarias, mientras que en redes sociales no podemos tomar acciones para aplicar las sanciones”, dijo Ulate.
Añadió que aunque las cifras son importantes, dijo que las denuncias que se presentan son bajas y que el chantaje es de los métodos más frecuentes y sancionados más severamente. Este consiste en pedir un favor sexual a cambio de buenas notas, de un título u otros.
También se dan mucho las invitaciones a salir, los acercamientos o tocamientos no deseados o chistes con contenido degradante.
Silvana Díaz puso en el hashtag: “A mi mejor amiga le dijo: con esa delantera y esa blusa podría ser mi asistente el próximo semestre”, denunció.
Díaz nos contó que es una triste realidad y que no se debe limitar solo al ámbito universitario, sino también a lugares donde hay personas en una situación de poder con respecto a otras.
“El contexto mío es el universitario y se da en un juego de incentivos, ‘te damos la oportunidad de ser asistente o de tener otros espacios a cambio de ciertos favores, pero no solo sexual porque eso minimiza otras palabras”, explicó.
El hashtag tomó más auge cuando la estudiante Daniela Galli denunció un presunto caso de acoso sexual en la Universidad Católica de Costa Rica y que alzó un polvorín en las redes.
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