Lo que para la ciencia era imposible, para la fe se convirtió en un milagro. La recuperación inesperada de la joven costarricense Valeria Valverde, tras un accidente en bicicleta en Italia, fue reconocida por el Vaticano como el milagro que abrió la puerta a la canonización de Carlo Acutis, conocido como el “influencer de Dios” y hoy proclamado como el primer santo millennial.
El accidente que cambió su vida
En julio de 2022, Valeria, estudiante tica en Florencia, sufrió un grave traumatismo craneoencefálico al caerse de la bicicleta. Los médicos le realizaron una craneotomía de urgencia y le retiraron parte del hueso occipital derecho para salvarla. Su estado era crítico y el pronóstico nada alentador.
Mientras ella luchaba por su vida, su mamá, Liliana, decidió viajar a Asís para rezar ante la tumba de Carlo Acutis, el joven fallecido en 2006 y beatificado en 2020. Ese mismo día, algo increíble ocurrió: Valeria empezó a respirar por sí sola, recuperó movilidad y poco a poco salió del coma.
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El 18 de julio, apenas unos días después, un escáner reveló que la hemorragia cerebral había desaparecido. Para el 11 de agosto ya estaba en rehabilitación y el 2 de septiembre, junto a su mamá, viajó hasta Asís para agradecer lo que consideraban un regalo divino.
El milagro reconocido
El Vaticano investigó a fondo el caso y lo declaró un milagro inexplicable desde la medicina. El 23 de mayo de 2024, el papa Francisco aprobó el decreto que reconocía oficialmente la intercesión de Carlo Acutis en la curación de Valeria.
Ese paso fue decisivo: el 7 de septiembre de 2025, en la plaza de San Pedro, el papa León XIV canonizó a Carlo Acutis, junto con Pier Giorgio Frassati, en una ceremonia multitudinaria. El joven italiano, que usó Internet para difundir la fe, se convirtió en el primer santo nacido en la era digital.
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“Un milagro que da esperanza”
El padre Marco, párroco del Santuario del Despojo, donde descansan los restos de Acutis, aseguró que la historia de Valeria sigue conmoviendo a miles de peregrinos que llegan a rezar cada día.
“Eso fue fruto de la oración de su madre, quien estuvo en la tumba de Carlo rezando. Pero los milagros son continuos, en el sentido de que hay muchas personas que tienen enfermedades, problemas y dificultades, vienen al santuario y reciben un poco de fuerza, de coraje, de capacidad para seguir adelante. Tal vez no son tan espectaculares como este caso que generó la canonización, pero cuando hay un lugar que es capaz de dar nueva vida, nuevo coraje y nueva fuerza para atravesar las dificultades, ese, para mí, es un milagro continuo”, dijo el sacerdote en entrevista con La Teja.
Valeria y su mamá regresaron recientemente a Asís, esta vez con otra misión: dar testimonio de un milagro tico que ya quedó grabado en la historia de la Iglesia.
*Esta nota fue redactad con ayuda de la Inteligencia Artificial y fue revisada por un editor.