Nacional

Cahuita responde a la pandemia con una cocina comunitaria donde sobra solidaridad

Iniciativa es la única que se mantiene actualmente en la zona

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Cambiar de año no basta para dejar atrás los problemas que trajo el 2020, pero lo bueno de un tiempo debe llevarse a otro, en este caso al 2021.

En Cahuita, en nuestro hermoso Caribe sur, encontraron una forma de llevar la solidaridad a la práctica para tratar de mitigar los golpes de la pandemia, que en un sitio tan dependiente del turismo han sido muy fuertes.

Llamaron la iniciativa Cahuita Community Kitchen. Es una cocina comunitaria que nació cuando empezábamos a padecer el coronavirus y que aún se mantiene en funcionamiento y se renueva.

El papá de la iniciativa fue Windel Skinner, un cahuiteño de cepa a quien el año pasado buscaron los miembros de la Asociación de Desarrollo local para pedirle su colaboración económica para las familias más necesitadas.

Además de aportar en aquel momento, Windel puso manos a la obra para llenar la pancita de algunas personas directamente.

Habló con su hermana Melody, le comentó su inquietud y ella se apuntó. La idea inicial era darles alimentación a unas 25 personas, algunas de ellas habitantes de la calle, tres veces por semana: lunes, miércoles y viernes.

Pero desde el primer día, el 24 de abril, les llegaron 40. Las carencias estaban por todo lado.

“La siguiente vez nos subieron a 60, 80 y cuando vimos ya eran 150 y estábamos trabajando con recursos propios, por lo que recurrimos a más miembros de la familia, otros hermanos (son diez), hijos y sobrinos para entre todos hacer frente al reto”, explicó Windel.

Sin embargo, la pandemia agarraba fuerza y los recursos escaseban y no hubo más remedio que reducir los días de entrega primero a dos y finalmente a uno. No todos podían seguir colaborando.

“Llegamos a repartir 400 platillos en una semana y algunos hasta nos pedían comida para llevarles a familiares o a vecinos adultos mayores que no podían trasladarse a la cocina comunitaria, pero debimos suspender eso porque los gastos en la compra de recipientes desechables eran un rubro más que atender y elevaba muchos los costos”, explicó el también propietario de las cabinas El Grande.

Plata y alimentos

Al cabo de ocho meses de trabajo desinteresado llegó el momento en el que se necesitó la ayuda de más personas y ahí entró el cantante nacional Manuel Monestel, quien ha compartido en sus redes sociales el número de don Windel para que quienes lo deseen hagan depósitos por medio de Sinpe móvil que permitan mantener la ayuda.

Máxime que en este momento son los únicos que continúan tendiendo la mano a familias cahuiteñas. Y hay buenas noticias porque a partir de este martes regresarán a repartir dos veces por semana: martes y viernes.

Toda ayuda es bien recibida y no debe de ser solo en dinero. Hacen falta alimentos más allá de arroz y frijoles y se puede contribuir con atunes, espaguetis, sal, aceite, cocos, carne, plátanos, banano; incluso papel higiénico porque hace falta en la cocina. Todo contribuye.

Entre seis y siete personas colaboran como voluntarias los días de entrega cocinando, repartiendo y limpiando, un ejemplo más del buen corazón que tienen los cahuiteños.

Programa crece

Como dice el dicho “lo mejor es enseñar a pescar y no solo entregar el pescado”, por eso la organización ha transformado la idea inicial y llamó al proyecto comunitario Cahuita Roots, que busca ir más allá.

“Se busca trabajar desde lo agroecológico, educativo, cultural, gastronómico, ambiental, la generación de compost (abono), la cría de aves de granja, la reforestación con especies forestales autóctonas y frutales, el aprovechamiento de aguas pluviales (llovidas), entre otras actividades”, explicó Néstor Baltodano, socio de Skinner en esta aventura desde hace poco más de tres meses.i

Ya piensan en desarrollar una huerta comunitaria que ayude a sostener la cocina con alimentos frescos y saludables.

Don Windel afirma que ya cuentan con 75 pollos que están criando para engorde y para disponer de ellos en el futuro.

También están sembrando lechuga, tomate, chile dulce y otras legumbres de crecimiento rápido que permitan ahorrarse su compra porque se gasta mucho dinero en eso cada semana.

“Hay una señora en el mercado de las legumbres que nos da feria cuando le compramos porque conoce la obra social que realizamos y es su manera de contribuir”, explicó.

Windel también acondicionó un espacio para dar clases de idiomas y artes marciales con el objetivo de ofrecer herramientas que les permitan a las personas no depender solo del turismo en caso de una nueva situación como la que afrontamos este 2020.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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