El cantautor nicaragüense, Luis Enrique Mejía Godoy, cumplió 80 años el pasado 19 de febrero; sin embargo, todo este 2025 ha sido de celebración; incluso, el pasado domingo realizó un superconcierto al que llamó “Una vida”.
En medio de sus ocho décadas, este emblema de la canción y la protesta nicaragüense nos confesó: “espero algún día dar un concierto gratis en el Mercado Central tico, porque es un contacto directo con la gente que está trabajando.
“Es un contacto humilde en las sodas, donde se venden los productos, las artesanías, los granos. Eso es una cosa profundamente popular. Me encantan los mercados”, nos aseguró Mejía Godoy desde su casa en San José.
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¿Cantar en un mercado? Nada nuevo para él, un Día de las Madres (30 de mayo), viviendo él en Nicaragua, hizo un concierto dedicado a las madres de los mercados y les dedicó muchas canciones en un concierto que, según nos contó, fue una hermosa relación íntima entre él y las madres del verdadero pueblo.
Ese fue el inicio de una conversación con un artista que escribe y canta con el alma, un artista que vive su segundo exilio en suelo costarricense y por ahí fue donde se desvió un poco el tema de la visita que le hicimos a su casa, donde nos sirvieron una sabrosa jarra de café.
Exilio
Nos recordó este hijo de Villa de Santiago de los Caballeros de Somoto Grande, en el departamento de Madriz, que su primer exilio fue hace más de 40 años y fue por culpa de la dictadura de la familia Somoza, que gobernó Nicaragua entre 1937 y 1979.
Otra dictadura familiar, la de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, lo vuelve a exiliar en Tiquicia desde el 2018.
“Soy de una familia de artistas. La primera vez sufrí dictadura con mi hermano Carlos Arturo, porque no nos quedamos en silencio ante las injusticias que vivía el pueblo y hablamos, como mejor sabemos hacerlo, con el arte.
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“Una vez más por medio del arte no me quedé callado en el 2018 y aquí estoy, porque jamás dejaré de serle fiel a mis principios y a la defensa del pueblo. A ver, la cultura, el arte, la música, la poesía no son las que quitan un régimen, en eso estoy claro.
“Lo que yo hago, --que durante el primer exilio lo llamaron Nueva trova, Nueva canción o hasta música de protesta--, puede servir para abrir conciencias, para motivar al pueblo para que, como en 1978, un grupo del propio pueblo le quite la venda de los ojos al resto del pueblo”, explica el cantautor, quien considera que como antes, ahora también es una misión que abanderan los jóvenes.
Para dejar el tema político del exilio, que es su vida misma hoy día, nos aclaró que desde acá no ha dejado de formar parte de la resistencia, de los nicaragüenses fuera de Nicaragua, que todos los días luchan por un país libre.
Con una tremenda sinceridad, en medio de sus 80 añitos y entre serio, resignado y un militante firme de la resistencia, reconoce que “tal vez ya no alcance a ver la libertad en Nicaragua”; sin embargo, “hasta mi último día de vida lucharé por ella desde donde esté”.
Le duele, profundamente, tener que resignarse a no poder volver nunca más a su amada tierra natal en donde “está mi todo, mi familia, mi identidad, mi pueblo, mi amor”.
¿Doctor?
Es imposible separar a Luis Enrique Mejía Godoy de su guitarra, de su música, sus letras, de su ser artista, pero muy pocos saben que la primera vez que se vino a Costa Rica, a los 22 años, fue para estudiar medicina en la Universidad de Costa Rica.
Los papás tenían la ilusión de que se convirtiera en médico, pero el gusanillo del arte ya lo había picado tan profundo que cambió la bata blanca por la guitarra sin pensarlo mucho. Por eso rápido fue el cantante principal del grupo de rock costarricense “Los Rufos” y luego se dedicó a cantar todo lo que componía y escribía él mismo.
Cincuenta y ocho años después de abrazar su primera guitarra, el pasado domingo en el teatro Melico Salazar, Mejía Godoy celebró sus 80 años de vida con su concierto de cumpleaños.
Nos contó que estuvo junto con grandes invitados especiales, como su sobrino Luis Enrique (el Príncipe de la Salsa), Adrián Goizueta, su sobrino Perrozompopo (Ramón Mejía), Daniela Rodríguez y Jaime Gamboa de Malpaís, el cantautor Luis Pastor González, Ale y Adrián González Mejía, nietos de Luis Enrique.
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Fue un recorrido por la música y la poesía de este trovador errante que inició su carrera profesional como cantautor en Costa Rica en los años 70, con canciones como “Pobre la María” y “Congolí Shangó”.
Además, “Muñeca”, “Hilachas de sol”, “Primero de Enero”, “El Cristo de Palacagüina”, “¿Qué tiene la música?”, “Mujer de carne y hueso”, entre otras, que fueron parte obligada del repertorio de lo que fue una noche llena de muchas emociones y sorpresas.