Cebollero apechuga

Cuando Luis Fallas vio que las cebollas que sembró el año pasado en su terreno en Bagaces, Guanacaste superaron los efectos del huracán Otto (noviembre del 2016), no cabía de la felicidad por el milagro. 

Sin embargo, la contentera se le esfumó cuando recogió la cosecha, ya que le ha costado un mundo vender los 25 mil kilos de cebolla que le dio la tierra. 

Este pulseador suele vender su producto a los comerciantes que bretean en el Cenada, en Barreal de Heredia, pero este año le ofrecieron muy poca plata por las cebollitas, así que no las pudo vender porque tampoco desea regalar su trabajo.

"Todos están saturados de cebolla, por eso no nos la compran y nosotros no tenemos dónde guardarla, hay gente que nos ofrece muy poco y nos sentimos humillados, porque se aprovechan de que hay mucha cebolla. Esto sucede porque el Gobierno permite muchas exportaciones y aunque antes no teníamos ganancias enormes, ahora es una pérdida total", comentó Stephanie Fallas, hija de don Luis. 

Para que se den una idea, anteriormente, don Luis y su familia vendían el kilo de cebolla a 600 colones e inclusive a ¢300 para por lo menos salir tablas, pero ahora les están ofreciendo comprar la misma cantidad por tan solo 170 colones, ni para el gasto. 

A pesar de la situación, esta familia contó que no piensa hacer ninguna manifestación en contra del Gobierno, ya que espera que el panorama mejore muy pronto. 

Lo que sí están haciendo es pulsearla por su propia cuenta, por lo que ofrecen las mallas de cebolla por Facebook o mediante ventas por teléfono.

Si usted desea ayudar esta familia lo puede hacer comprando unas cuantas cebollitas con solo llamar al teléfono: 8994-2431.