William León Castro es un profesor de Educación Religiosa que dedicó muchos días a encontrar una forma de dar sus clases de una forma más entretenida y alegre para los niños de escuela y los jóvenes de colegio.
Buscó tanto que no encontró una, sino cinco, ya que se inventó dos juegos de mesa y tres bingos que son, como él mismo confirma, cristocéntricos, o sea, están hechos para que niños, jóvenes y hasta adultos aprendan sobre Dios mientras se divierten.
El profe William, quien tiene 39 años, nos habló de este proyecto religioso que nació desde el 2004, justo cuando él estaba dando sus primeros pasos como profesor en centros educativos públicos.
¿Qué hacer para que el estudiante se acerque a los valores cristianos, morales, sociales?, le preguntamos y su respuesta fue contundente.
“Esa fue la gran pregunta que me hice por muchos días. Como era mi primer año dando clases de religión, entendí que debía inventarme algo para mejorar ese acercamiento del alumno con Dios.
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“Entendí pronto que me tocaba inventar algo que mezclara el aprendizaje con la diversión y fue así como me surgió la idea de crear, de primero, un juego de mesa que divirtiera, enseñara y motivara la creatividad y la memoria de mis estudiantes.
“Lo que hice fue adaptar todos los contenidos oficiales y aprobados por el Ministerio de Educación (MEP) en Educación Religiosa, con Jesús como protagonista. Lo quería bien ecuménico para que todo tipo de estudiante pudiese disfrutarlo”, explica el profe.
Le quedó perfecto el juego de mesa porque le sirvió para cubrir el lado puramente religioso, además, para fortalecer valores como la comunicación, respeto, solidaridad, amor al prójimo, el diálogo, la paz y el rechazo al bullying, entre otros.
Proyecto de 16 años
Si bien el profe William arrancó en el 2004 con la idea, no la terminó sino hasta el 2020, en medio de la pandemia que causó el covid-19. Su proyecto, al menos el primer juego de mesa que inventó, lo hizo a puro lápiz, papel, cartulina y lápices de color.
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Una vez que lo terminó se llenó de buena y positiva malicia indígena y se fue a registrar sus juegos para evitar algún problema. Registró todo, su obra artística y literaria. Nadie puede salir con que ahora sacó uno igualito, pero en otro color, nada. La marca registrada se llama “Historia de salvación”.
“El primer juego de mesa que hice fue para ayudarme en la educación religiosa pública, pero también hice otro para la educación católica como tal, pensando en grupos de la iglesia o en clases como las de catequecismo y confirmación o bien grupos de hombres y mujeres en las parroquias.
“Ese primer juego se llama ‘Tablero bíblico historia de salvación’. Ya con dos juegos de mesa hechos la experiencia la aproveché para hacer más juegos y así nació el ‘Bingo de personajes bíblicos’ en el cual se profundiza todo lo que es la Biblia, pero a través del juego. Los niños y jóvenes se acercan jugando a la palabra de Dios”, asegura el educador.
Para ir jugando se tira un dado y uno avanza de acuerdo al número que sale en ese dado tirado. Cada silla tiene preguntas que se hacen y si se responden bien se ganan puntos que se dan en forma de biblias.
Esas preguntas van desde la A hasta la H. Si le toca la pregunta H, podría salirle lo siguiente: “mencione un personaje bíblico con el cual se identifique” o la ficha B que dice: “retroceda 3 espacios por no leer la Biblia”.
Solita, la paz
Con respecto al bingo bíblico nos explica que es bien divertido porque no hay números, entonces quien está cantando ese bingo ya no dice “solito el 5″, por ejemplo, sino que de la mano de los números le salen valores como la paz, así que puede decir, “solita, la paz”, o bien el respeto.
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A esa paz se le pone un frijolito (o una ficha) encima, cuando uno la tiene en el cartón, porque encontró en un personaje bíblico, como el rey Salomón, por ejemplo, fortaleciendo ese valor pacífico. Si lo que sale es, “solita, la fe”, entonces en el cartón que uno tiene deben estar los valores del patriarca Abraham. Hay un bingo de personajes bíblicos otro de santos y uno totalmente mariano.
“Hay una versión para todo tipo de religión, por eso trae biblias pequeñitas, que son los comodines, de todo tipo de versión, Reinal Valera, Dios habla hoy e incluso la Torá de los judíos.
“Son juegos pensados para desarrollarse en grupos. Los profesores de religión o los grupos religiosos de las iglesias se divertirán haciendo familia. Pensé que en grupo se ayuda uno mejor a eliminar esas divisiones que en ocasiones se dan en las aulas”, confirma.
Si desea alguno de estos juegos puede llamar o enviar mensaje vía WhatsApp al 6139-1825. Hacen envíos a todo el país.
El tablero bíblico cuesta 8.900 colones y los bingos 39.900 colones.