Dígalo aquí: ¡Vamos a experimentar muchachos!

En La Teja del 14 de agosto se advierte por la preocupación de las autoridades por las quemaduras que están sufriendo los escolares en la elaboración de sus proyectos de ferias científicas. La lectura general del documento presenta la realización de las ferias científicas como algo peligroso: ¿Por qué tantas precauciones, tantos preparativos?

Por otra parte, hay que destacar lo manifestado por Anabelle Venegas: “La feria científica es un espacio importante en el desarrollo de las habilidades cognitivas, el desarrollo del pensamiento lógico y científico de los menores a fin de que experimenten y se cuestionen”.

Lo que ahí se pretende es de tal magnitud, que posiblemente los niños –y sus padres– piensan que las ferias científicas son algo fuera de su mundo y, entonces, busquen experimentos en Internet, y en libros especializados. “El pensamiento lógico” requiere, no solo capacidad, sino entrenamiento. En particular, requiere un buen manejo de las proposiciones, las cuales, no solo ayudan a pensar correctamente, sino también a comunicar lo pensado.

Una proposición es una expresión completa, la cual evidentemente es falsa o verdadera. Por ejemplo, “mañana lloverá” es completa, pero no es falsa ni verdadera, por lo tanto, no es una proposición. Las proposiciones son como los átomos del pensamiento lógico. Mediante ciertas operaciones lógicas, estos átomos forman moléculas, y éstas van formando discursos o argumentos lógicos, etc.

Aquí se proponen cuatro cosas: 1-Simplificar lo que se espera de las ferias científicas, usando incluso un lenguaje menos ambicioso. Preparar en la escuela o colegio las correspondientes presentaciones; de esta forma es posible lograr varias cosas: -evitar la toma de experimentos de Internet; evitar que sean los padres quienes hacen los trabajos; los educadores pueden guiar y controlar los trabajos de sus estudiantes. 3-Dar participación a la técnica y a la tecnología. Desde luego, no es necesario cambiar el nombre de ferias científicas. 4-Dar gran importancia a la observación, no solo de los fenómenos fabricados para la observación, sino también de fenómenos de la vida cotidiana, incluyendo desde luego los de la naturaleza.

Manuel E. Castellón Monge, Pavas