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Doctora de los niños anduvo en bicicleta en las calles de la UCR cuando era niña

Mariana Vílchez recordó aquellos días de niña jugando en el campus Rodrigo Facio y lo que la marcó ver fallecer a su padre siendo ya estudiante de Medicina

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“En el campus (Rodrigo Facio) jugaba y andaba en bicicleta los sábados y los domingos mientras mi madre (contadora pública, funcionaria de la Universidad y mi gran ejemplo profesional) concluía los cierres contables que debía entregar. Desde ahí me preguntaba: ¿alguna vez podré estudiar acá?”, recordó la doctora Vílchez.

La respuesta fue sí. El sueño se cumplió y Mariana entró a una universidad que, básicamente, la vio crecer. Así, en el 2010 inició su carrera de Medicina y en el 2019, ingresó al posgrado de Especialidades Médicas.

La doctora Mariana Vílchez León, vecina de Coronado quien, con tan solo 29 años, ya es reconocida por su gran desempeño académico en la especialidad de Pediatría de la UCR

La doctora Mariana Vílchez León, vecina de Coronado, y quien, con tan solo 29 años, ya es reconocida por su gran desempeño académico en la especialidad de Pediatría de la UCR.

“El camino de la especialidad está llena de altos y bajos turbulentos y, a veces, hay que recordar la motivación. Pero, si algo tengo, es un cariño enorme a la UCR. Se puede decir que yo prácticamente crecí en las calles de la UCR.

Justo por esa razón, esta joven logró hacer rotaciones en dos de los hospitales más prestigiosos de los Estados Unidos después de concluir la carrera de Medicina General.

Uno fue en el Brigham and Women’s Hospital, en Boston. Ahí estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal por un mes. Posteriormente fue al Massachusetts General Hospital, donde rotó en el área de Gastroenterología Pediátrica.

Mariana es, en su totalidad, resultado de la educación pública costarricense. Su enseñanza primaria y estudios secundarios los realizó en el Conservatorio de Castella ,donde, desde el arte y la actuación, consolidó la constancia, la perseverancia y la resiliencia.

Esos aprendizajes ahora los pone en escena cada vez que atiende a un paciente. El arte le ayudó a desarrollar una gran química que, desde las palabras de la doctora Lydiana Ávila de Benedictis, directora del posgrado en Especialidades Médicas de la UCR, se confirma en la gran calidez humana que Mariana muestra cada vez que tiene la vida de un niño en sus manos. La entrega y dedicación es su principal carta de presentación.

La joven doctora, respondió algunas consultas:

-¿Hubo alguien que influyera en esa decisión de ser doctora?

Mi madre. Tuve la dicha de contar con una mamá que me apoyó demasiado y que es sumamente trabajadora, con más de 30 años de trabajar para la UCR.

Por eso, yo crecí en la UCR. Literalmente en estas calles, andando en bicicleta, en picnics y esperando a que mi mamá saliera del trabajo. Cuando llegó el momento de decidir la carrera, mi mamá me dijo: “elija aquello para lo que usted sienta ilusión de despertarse todos los días y, si en algún momento usted se da cuenta de que eso no es lo suyo, se cambia y punto. Al final es usted la que se va a levantar a hacer aquello que elija”. Y, bueno, me animé a tomar el camino desconocido: la Medicina, porque la parte de Teatro ya la conocía.

¿Entrar a Medicina fue un sueño cumplido?

Totalmente. Tener la dicha de entrar a Medicina y, a la UCR, fue un gran orgullo. La UCR representa para mí el lugar donde crecí, no es broma. Por eso, para mí fue una gran alegría.

Y bueno, ¡claro que el camino no ha sido fácil! Yo no traía todo el conocimiento que tal vez otros compañeros formados en colegios científicos o colegios privados tenían. Así que me tuve que esforzar el doble y hasta el triple para completar mi carrera.

¿Por qué especializarse en pediatría?

Elegí pediatría por la labor de investigación que se debe hacer. Un pacientito, un niño, no siempre puede decir qué siente, qué le duele o cuándo empezó. Uno depende de la familia. Así, el pediatra empieza a recibir información, a integrarla, a ver la historia clínica del paciente y, de esa forma, llegar a un diagnóstico que lleve al tratamiento idóneo para ese paciente. Esa tarea capturó poderosamente mi atención.

¿Hay algún caso que la marcara de forma particular?

Hubo un pequeñito en particular del área de hemato-oncología (cáncer en la sangre). Fue impresionante ver lo guerrero que fue y lo valiente para afrontar un diagnóstico que muchas veces no entendía. A este pequeñito lo vi pasar por todo su tratamiento, con todos los cambios físicos que esto implica, y verlo mejorar.

Ahí confirmé, una vez más, la belleza de pediatría y de trabajar con los niños, lo resilientes que son y la capacidad de plasticidad que tienen para regenerar y salir adelante a pesar de las adversidades.

Entonces, son muchos casos, pero si hay uno que verdaderamente me cambió la forma de ver la medicina, fue observar a mi papito enfermo morir en la cama de un hospital”.

¿De qué manera ver a su papá en esa condición la cambió?

Yo vi a mi papito fallecer en la cama de un hospital cuando cursaba el tercer año de la carrera de Medicina. Hoy, le puedo decir que fue una de las experiencias más enriquecedoras y la que más me ha hecho cambiar la visión que tenía de la profesión. ¿En qué sentido? En que viví esa necesidad que tiene uno como familiar, al otro lado de la cama del paciente, y no solo como médico.

¿Cómo define ser médico?

Para mí ser médico significa ser luz. Un médico debe tener la capacidad de aportar algo más que solo las circunstancias del diagnóstico o de la dolencia que el paciente traiga. La persona está viviendo un momento de vulnerabilidad y eso hay que tomarlo en cuenta.

Ya sea, en aportar con el buen trato, con mucho estudio o intentando ser el mejor profesional que uno pueda dentro de sus capacidades para brindar un poquito de luz en un momento de oscuridad y de dolor. Para mí, eso es lo define a un médico de excelencia.

Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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