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Documental descubre que todos los ticos somos una mezcla de indígenas, europeos y africanos

Este 12 de octubre se celebra el Día del Encuentro de Culturas

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“Todos tenemos tres abuelos: un abuelo indígena, un abuelo africano y uno europeo”, sentencia el documental “Si no es Dinga”.

Esta producción dirigida por los profesores de la UCR Isis Campos y Rodrigo “Kike” Molina se estrenó la noche de este jueves en el marco de la celebración del 526 aniversario del Encuentro de las Culturas.

La protagonista de esta historia es la modelo y productora audiovisual Leda Artavia Rojas, cuya familia refleja muy bien lo que explica el documental.

La familia Artavia está conformada por seis hermanos, cinco de ellos de tez blanca (Ana Virginia, Monserrath, Alejandra, Felipe y Andrés) y una de tez negra. Si bien, la razón es por la diferencia de padres, durante la investigación que sustentó el documental, descubrieron que su madre, Xinia Rojas Astúa, también tenía orígenes africanos.

Solo conocían algunas raíces indígenas de unos ancestros lejanos, pero en ellos se vio reflejada la sentencia de la producción audiovisual que nos recuerda a los ticos nuestra mezcla genética.

Esta ensalada cultural también está indicada en el estudio de marcadores genéticos de Ramiro Barrantes, investigador de biología celular y molecular de la UCR, quien afirma que los ticos tenemos 45,6% de europeos, 33.5% de indígenas, 11.7% de africanos y 9.2% de asiáticos.

“Yo nunca sentí que mi color de piel hiciera diferencia, en mi casa todas éramos iguales. Creo que el documental plantea esta idea de que todos tenemos raíces afro en Costa Rica y que de alguna forma en el país lo hemos negado, se ha tratado de blanquear de alguna forma nuestras raíces. Así como se quiere que se descubra eso en el espectador, mis hermanas también lo fueron descubriendo”, comentó Leda.

Aunque tal vez no sea evidente en el color de piel o en el cabello o en los rasgos faciales, todos los ticos, aunque no nos pase por la cabeza, tenemos raíces afrocaribeñas en nuestra sangre, eso es lo que descubre el documental que dura 52 minutos.

“Era gracioso, porque íbamos haciendo el árbol genealógico y en realidad la sorpresa no fue solo para ellas, yo también descubrí que por parte de mi mamá, que se supone que eran las raíces blancas de mi ascendencia, también tengo raíces afro. Fue un experimento y a veces uno no indaga más allá de la tercera generación para atrás”, recordó la protagonista.

Por ese periodo en el que se trató de “blanquear” la población, se rompieron muchos lazos y se invisibilizaron esos antepasados.

“Teníamos negros-blancos que si no era porque se veían negros, nadie decía que lo eran. De hecho un día en Puntarenas había una muchacha vendiendo vigorón y la mamá estaba a tres puestos, tenían rasgos muy fuertes como de guanacasteca y la hija nos contó que ella descubrió que su abuelo era negro y que estaba superorgullosa de saber eso, pero cuando fuimos donde la mamá, ella decía que no, que su papá no era negro, que no sabía de qué estaban hablando. Esta anécdota refleja muy bien esa diferenciación”, agregó Leda.

Incluso, a Leda muchos le preguntan de qué costa es y cuando responde que de San José, le dicen que no parece, a lo que le encanta preguntar que de dónde parece, hasta le han dicho que de otro país.

“¿Qué define el fenotipo costarricense? ¿Cómo se ve un tico? Si caminamos por la calle no hay una característica que nos identifique a todos por igual. ¿Entonces, qué hace a la gente pensar que uno no es tico, por el color de piel, el pelo? Hay como una preconcepción de que hay personas que por como se ven, no pertenecen”, comentó Artavia.

¿De dónde vienen sus colochos?

La idea de producir este documental surge de una inquietud entre amigos sobre los rasgos que comparten y los que los distinguen, “¿de dónde saldrán tantos colochos en los ticos?". Luego, empezaron a indagar entre sus familias, a partir de esa búsqueda se enlazaron con una investigación para responder a la pregunta ¿De dónde venimos?

“El documental pretende ahondar en nuestra identidad; manejamos los nombres de nuestros abuelos y, con suerte, los de nuestros bisabuelos, pero no nos quedó en la memoria consciente qué más pasó, ¿de dónde venimos? ¿qué se fue fraguando?, entonces, este es un viaje y un intento por indagar sobre nuestra identidad y las bases sobre las que construimos ese costarricense que mencionamos”, apuntó Campos.

Según Campos, todos los que tenemos abuelos con al menos 200 años de haber llegado a Costa Rica, compartimos una mezcla de europeos, indígenas y de África, de ahí viene la premisa de los tres abuelos.

“Después de 400 años de mezcla, no podemos hablar de que haya una población nacional de un solo color de piel. Las mezclas son infinitas y hay muchísimos rasgos que podemos seguir reconociendo dentro de la población tica. En muchas casas hay hijos con el cabello lacio y negro, otros con colochos y rubios, pero muy morenos y ese fenotipo nos habla de esa enorme mezcla genética en la que está escrito el mestizaje que existe en Costa Rica”, agregó la profe universitaria encargada del documental.

Campos agregó que en el mestizaje cultural también quedaron grabados muchos de los rasgos que pudieron ser silenciados al decirle no mencione a su abuela indígena o negra, pero recuerde a sus abuelos escoseses, ingleses, o españoles y por eso seguimos conservando muchas palabras indígenas, africanas que nos hablan de quién aprendimos a hablar.

Otro detalle curioso que se trata en el documental es como hasta el gallopinto refleja esa mezcla tica. El arroz y los frijoles revueltos eran parte de un platillo que hacían las esclavas negras en las grandes plantaciones.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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