Este domingo se cumple una semana de la dolorosa tragedia en la que un incendio cobró la vida de Marilyn Chacón Mora, de 33 años, y sus tres hijos: Kendall, de 11 años; Keylor de 6, y Kristtel de 3.
El terrible hecho ocurrió en San Juan de Dios de Desamparados, pero golpeó a todo el país.
Esta familia vivía en una cuartería. Los cuatro perdieron la vida mientras trataban de escapar del fuego. Los vecinos los escucharon gritar, pero no hubo nada que se pudiera hacer; sus cuerpos fueron hallados juntos en el tercer piso de la humilde estructura.
Este doloroso hecho deja clarísimo el riesgo que corren las personas que viven en las cuarterías.
En Costa Rica hay alrededor de 5.000 cuarterías, según información del último censo realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), de acuerdo con la exministra de Vivienda, Ángela Mata.
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Rolando Leiva, del departamento de Ingeniería de Bomberos, habló sobre el delicado tema de las cuarterías.
“Cuando revisamos un poquito la estadística, nos damos cuenta de que esta es la tercera vez, en el tiempo reciente, que tres niños mueren en el mismo incendio. Entonces vemos que es algo que, lastimosamente, no es extraño”, dijo el bombero.
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Leiva agregó que una de las circunstancias que agrava las emergencias por fuego en las cuarterías es que, por lo general, solo tiene una entrada que también funciona como salida.
“En el momento que yo tengo varias familias o varias unidades de vivienda, dependiendo de una única salida, estoy multiplicando ese factor de riesgo, porque si, lastimosamente, el incendio empieza cerca de la salida, va a bloquear y va a dejar encerrados a todos los demás, que fue lo que pasó el domingo.
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Cuarterías se convierten en trampas mortales
Otro de los riesgos sobre las cuarterías se da por los materiales con los que están construidas.
“El país tiene un reglamento de construcciones que emite el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo; también el Cuerpo de Bomberos tiene un reglamento de protección contra incendios, en el que habla de cómo yo debería construir todas las estructuras.
“No es que sea prohibido o totalmente malo que yo tenga varias familias viviendo en una estructura, lo puedo hacer; sin embargo, siempre que se sigan las reglas constructivas adecuadas, materiales resistentes al fuego, espacios requeridos, lo que nosotros llamamos compartimentados; es decir, que entre una vivienda y otra yo tenga muros totalmente cerrados, que no permitan que pase fuego y humo”, explicó.
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El bombero enfatizó en que es fundamental asegurarse de que los pasillos comunes tengan ventanas, huecos, aberturas, espacios abiertos que permitan que el fuego y el humo pasen rápidamente de un punto a otro.
Marcelo Solano, jefe de la Policía Municipal de San José, una de las zonas del país donde hay más cuarterías, dice que hay distintos tipos.
“Vamos a encontrar casas que están hechas para que viviera una familia que tiene tres cuartos, pero ahora en cada cuarto vive una familia; inclusive, pueden ser hasta familias del mismo núcleo en las que los hijos se van casando, forman su familia, pero no tienen dónde irse. Entonces, en una casa hacen un segundo piso, luego un tercer piso, después aparece un corredor y entonces, al final, terminan tres o cuatro núcleos familiares viviendo en una misma edificación, y entre todos comparten gastos o le pagan un alquiler a la mamá”, describió el jerarca.
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Solano apunta que ese tipo de cuarterías están en el ámbito privado y fuera del control de la policía, excepto por los temas de construcción en los que tienen que verse los permisos correspondientes.
“Tenemos otras que sí son de interés de la policía, son las edificaciones que no fueron construidas para viviendas; por ejemplo, pensiones u hoteles que pasan de ser arrendamientos de poca estancia, a arrendamientos formales”, dijo el oficial.
Pero también hay lugares como parqueos, comercios o bodegas que los dueños convierten en cuarterías. Esos lugares también son del interés de la policía porque fueron hechos con un fin y usados para otro.
Solano dice que solo en el centro de San José hay unas 400 cuarterías y en ellas viven entre 11 mil y 15 mil personas.
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¿De quién depende el control de las cuarterías?
El jefe policial explica que el tema del control de las cuarterías depende de varias instituciones que trabajan en conjunto.
“El abordaje se hace de forma institucional, a través del comité local de emergencias, el Cuerpo de Bomberos, el Ministerio de Salud, la Municipalidad de San José, y el PANI, entre otras, y lo que realizamos es un abordaje focalizado y concreto para cada edificación.
“Es importante aclarar que cada cuarto se considera un recinto privado, no importa si es una casa en Monterán o si es una cuartería en la calle 8 de San José, les cubre por igual el derecho a la privacidad. La policía no tiene la posibilidad legal de entrar al área privada donde vive una persona o una familia, aunque sea una cuartería”, afirmó Solano.
La policía solamente podría ingresar a los recintos privados por un delito en flagrancia o por una autorización mediante una orden de allanamiento.
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Hace falta legislación sobre las cuarterías
El jefe de la policía municipal asegura que, según su criterio, hace falta legislación al respecto para actuar en los casos de cuarterías que, es más que sabido, son usadas para lavar dinero y ocultar personas que tienen conflictos con la ley.
“Tenemos varios hoteles que están en el centro San José que, constantemente, estamos fiscalizando por denuncias de todo tipo de delitos. Información de inteligencia nos lleva a concluir que son administrados por estructuras criminales.
“Legitiman capitales a través de los ingresos simulados que ocurren en un hotel, en una cuartería, y utilizan esos lugares como centro logístico para la organización criminal”, manifestó.
Solano señala que es necesario abrir la posibilidad para extinguir el dominio; es decir, permitir que el Estado se apodere de los lugares usados para cometer delitos, en un procedimiento muchísimo más rápido.
La diputada liberacionista, Montserrat Ruiz, también siente que es necesario hacer modificaciones a la ley. Dice que la golpeó mucho la tragedia que se vivió en San Juan de Dios de Desamparados, y por eso, ella y su equipo están analizando el tema de las cuarterías.
“Es lamentable que haya familias que tengan que vivir en esas condiciones, por eso estamos analizando temas del código municipal, del Ministerio de Vivienda y demás, para ver qué reformas podrían hacerse, porque estas cuarterías no pueden ser edificaciones de tres pisos con una sola ruta de salida de emergencia y teniendo más de dos núcleos familiares”, expresó la legisladora.