A Erika Artavia Villalobos, una herediana de 42 años, hace un año, un difícil diagnóstico le cambió la vida y ahora enfrenta un duro tratamiento para salvar su vida.
El 10 de febrero de 2024 se enteró de que tiene cáncer de mama, después de hacerse el examen. Su hermana le ayudó a que la atendieran rápido en la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y que le dieran el resultado lo antes posible.
“Mi seno se deformó. Lo que nos dicen siempre, lo que uno escucha en las campañas, es que revisemos si sentimos algo, algún bulto o algo así, pero no, mi seno se deformó. Se iba hundiendo hacia adentro, como que lo jalaran desde adentro”, contó Erika a La Teja.
Ella estaba en el marco de la puerta de su casa cuando recibió un sobre con el resultado del examen que se hizo para determinar si tenía cáncer o no. En ese momento, ella estaba con su hermano, Eric Artavia, y su mamá, Araceli Villalobos.
“No entendía qué era la palabra carcinoma. Yo decía: ‘Está bien. He escuchado sobre el cáncer’, pero me ponen la palabra carcinoma y no entendía. Quedé en shock. Consulté y le dije a mi hermano que lo leyera”, comentó.
Cuando su mamá y su hermano lo leyeron, se quedaron en shock al punto de que les cayeron lágrimas de su cara.
“Erika, es cáncer”, le dijo su hermano tras leer el resultado.
El duro tratamiento
Erika se sometió a una mastectomía radical en su seno izquierdo, en el que le detectaron el cáncer.
“No tengo seno izquierdo, tengo un implante que me facilitó el hospital en su programa de la clínica de mama”, contó.
Luego, ella tuvo quimioterapia en el Hospital México y, en diciembre, terminó la radioterapia.
Actualmente, está en tratamiento hormonal. Erika comentó que le están induciendo la menopausia.
“Yo no tenía menopausia, la están induciendo y me dan molestias como el sofoco, los mareos, el dolor de cabeza, el dolor de huesos. Es bastante pesado”, dijo.
También recordó que cuando recibía quimioterapia, terminaba con dolores.
“Sentía que me desmayaba, que me moría, sentía una presión que me subía a la cabeza. Los doctores y las enfermeras corrían porque era una reacción terrible que me daba durante las sesiones. (...) También sufrí la pérdida del pelo, y me afectó bastante”, recordó.
Tuvo que dejar de trabajar
Debido al tratamiento, ella tuvo que dejar de trabajar como secretaria en una empresa, por lo que enfrenta limitaciones económicas para sus necesidades.
El cáncer le ha afectado emocional y mentalmente, pero no ha podido ir donde una sicóloga para que le ayude a sobrellevar esta enfermedad, ya que no tiene las facilidades económicas para pagarle.
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“Me dicen que el paciente con cáncer necesita una nutrición especial, necesita suplementos y más, pero yo no puedo. Me siento frustrada porque no puedo acceder a estas cosas. Estoy esperando una cita con la sicóloga que me programaron para diciembre. Después de que pasé por todo este proceso, hubiera deseado un acompañamiento que no pude tener”, contó.
Ahora, su familia es su gran apoyo durante esta difícil situación. Ella vive con su hermano y su mamá.
“Ellos estuvieron conmigo en todos los procesos. Mi hermano es el único laborando, entonces no podía acompañarme a las quimioterapias, por lo que mi mamá iba conmigo. Por parte de la familia, sentí mucho apoyo. Esto nos unió bastante”, dijo.
También se aferró a Dios para atravesar todo el proceso, pidiéndole paz para su corazón y sus pensamientos.
La campaña “Pulseras con Propósito”, que apoya a pacientes con diferentes necesidades, le está ayudando con la recolección de dinero para colaborarle económicamente.
Quinientas pulseras están a la venta con un valor de 3.500 colones cada una, con el fin de donarle el dinero a Erika. Se pueden comprar en el Centro Odontológico Tu Sonrisa en el Paseo de las Flores, el Force Gym en Sarapiquí y en Espacio Amori en Escazú.
También se pueden adquirir a través de las redes sociales de la campaña.
Mamografías son importantes
El Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica señaló que las mamografías son muy importantes para detectar el cáncer de mama de forma temprana.
“Si tenemos más de 35 años y tenemos un alto riesgo familiar, lo ideal es que empecemos desde ese momento. Probablemente, acompañado por un ultrasonido de mamas, para que las imágenes sean mejor”, indicó Flory Morera González, ginecóloga, obstetra y vicepresidenta de la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos y Cirujanos.
Si no hay riesgo, las mamografías pueden hacerse cada dos años, a partir de los 40 años.
¿Cómo hacerse el autoexamen?
Se recomienda que el autoexamen de mamas se realice al menos una vez al mes, según la Fundación Nacional del Cáncer de Mama.
Las mujeres que aún menstrúan deben hacerlo entre 7 y 10 días después del primer día de su periodo. En el caso de que están en la menopausia, deben realizarlo un mismo día cada mes.
Se recomienda hacer movimientos circulares, teniendo en cuenta todas las manecillas del reloj y al final, se hace un examen retroareolar para no descartar alguna lesión en la zona.
Asimismo, hay que hacer presión a nivel del pezón para ver si sale alguna secreción.
Morera González señaló que siempre se recomienda hacerse la mamografía y el ultrasonido para detectar lesiones que no se sienten a través del tacto.





