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En manos del Señor: Entre amores, uno

Sacerdote Juan Luis Mendoza, párroco del templo Votivo

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Padre Juan Luis Mendoza, párroco del Templo Votivo. Foto: Diana Méndez (Diana Mendez)

Una pregunta: ¿Cuántas formas de amor le parece a usted que hay? De seguro que cada lector enumerará las suyas pues, como se dice, "hay amores y amores…".

Entre todos y tratándose de la pareja, he observado principalmente estos tres: por enamoramiento, por conveniencia, y el amor verdadero o incondicional.

Me interesa este último, del que afirma Jacinto Benavente que "el verdadero amor, el amor ideal, el amor del alma, es el que sólo desea la felicidad de la persona amada, sin exigirle en pago nuestra felicidad". Es el amor que se conoce también como de benevolencia que significa "querer bien o querer el bien del otro".

Bernabé Tierno Jiménez lo pondera así: "Este amor incondicional siempre va acompañado de la prolongación de uno mismo hacia el otro, con la gozosa disposición de hacer en su provecho y para su felicidad todo lo necesario, aunque sea en contra de nuestros intereses personales e incluso nos exija sacrificios". Y añade: "Amar es, pues, darse y dar lo que haga falta, pero como una elección feliz que nace del corazón, con el beneplácito de la voluntad y la inteligencia".

Los entendidos observan que la condición principal de esta suerte de amor; exige que la persona que ama goce de un alto nivel de madurez psicoafectiva, consecuentemente, se conozca y ame tanto a sí mismo que no necesite nada a cambio del amor que da. Los mismos entendidos añaden que las parejas a quienes une este amor suelen extenderlo a otras muchas personas; lo que nos habla de una sublime plenitud y perfección, semejante a la del mismo Dios, que "es Amor" 1 Juan 4,8.

En efecto, el amor, como el bien y la felicidad, tiende a difundirse.

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