Si este domingo va a misa, en cualquier parte del mundo, lo primero que verá será un mantel rojo en el altar y al sacerdote también vestido de rojo.
Eso pasa muy pocas veces al año, pero este domingo es especial y único, porque los católicos celebran la fiesta de Pentecostés.
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El padre German Rodríguez, de la Catedral Metropolitana, explicó por qué la celebración de este fin de semana es tan importante.
“La palabra Pentecostés significa 50 días después; para nosotros los cristianos, 50 días después de la resurrección del señor Jesús, se cumple la promesa del envío del Espíritu, que es el alma de la iglesia y de nosotros, porque somos templo del Espíritu Santo”.
El religioso dice que, precisamente, ese Espíritu debe ser el que impulse a los fieles a actuar de la forma en la que Dios manda: a ser generosos, misericordiosos y a huir de las tentaciones y las malas acciones que abundan en el mundo.
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Los cristianos están llamados a ser luz en medio del mundo y a dar un ejemplo de amor y alegría en momentos en los que la sociedad vive violencia, desigualdad, enojo y sobre todo la falta de paz.
Y es que esta celebración se centra en la paz que Dios les dio a sus discípulos para enfrentar todo lo que se les venía cuando iniciaron el camino de la evangelización.
“Pentecostés es la celebración del Espíritu Santo con la que culmina la Pascua. Cristo resucitado, repetidas veces, se apareció a sus discípulos, les dio instrucciones para que fueran sus testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria y en los confines de la tierra, pero para que cumplieran esta misión les hizo la promesa de enviarles el Espíritu Santo.
“San Lucas nos relata que en la fiesta de Pentecostés el Espíritu descendió sobre aquellos discípulos que en un primer momento eran cobardes, pero que luego parecen valientes, se escondían, pero ahora salen a la luz, eran lentos para entender y ahora son sabios, les costaba hablar y ahora son grandes predicadores. ¿Quién transformó el comportamiento de estos discípulos?, ciertamente la acción del Espíritu Santo", expresó el sacerdote.