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Estos son los cinco templos más viejitos del país

Cartago, Heredia y Guanacaste albergan verdaderos tesoros culturales

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Don Fernando Víquez es herediano de cepa. Tiene 69 años y asegura, orgulloso, visitar con frecuencia la parroquia de la Inmaculada Concepción, que se ubica en el corazón de esa provincia.

“Cuando era un chiquillo e iba a misa con mis papás, me llamaba la atención ver la fecha de inicio de construcción del templo (1797), que está a la entrada. Con eso ya sabía que era una iglesia muy antigua y, además, su estructura es muy distinta a la de las casas y otros edificios de mi niñez. Su color piedra era otro de esos toques de antigüedad que uno distingue de otros lugares”, manifestó Víquez.

La “Parroquia”, como es conocida por los heredianos, forma parte de los 5 templos católicos más antiguos del país.

La lista la conforman las siguientes iglesias: San Blas, en Nicoya (1644); Ujarrás (1666), Quircot (1680) y Orosi en Cartago (1743); e Inmaculada Concepción, en Heredia (1797).

A la fecha, según el sacerdote e historiador Fernando Vílchez, todos esos templos se mantienen activos, a excepción de la que fuera la iglesia de la Purísima Concepción del Rescate de Ujarrás, que está en ruinas.

“Independientemente de que sean templos católicos, estos sitios son referentes culturales, forman parte de la identidad cultural de los pueblos. Los vecinos construían estas edificaciones y debemos recordar, que en ese entonces, las poblaciones eran reducidas y no se contaba con los recursos económicos suficientes. Entonces, de ahí la importancia de esos sitios, porque la gente hacía importantes esfuerzos por levantarlos”, manifestó el cura.

Referentes culturales

Como aseguró el padre, esos edificios son referentes culturales de las comunidades y por eso fueron declarados patrimonios históricos arquitectónicos por el Ministerio de Cultura.

La que por muchos años fue la iglesia de la Purísima Concepción del Rescate de Ujarrás se levantó entre 1575 y 1580. Este primer templo fue hecho de adobe, horcones y teja. Luego, de 1638 a 1640, fue restaurado por el gobernador Gregorio Sandoval y se utilizó cal y calicanto.

Esta iglesia era corta, tenía sacristía, claustro y algunas habitaciones. Su techo era de tejas de barro.

Por otro lado, la construcción del templo colonial de Orosi inició en 1743 y se levantó con paja. Luego, en 1766, se concluyó la construcción de la estructura en adobe y cañabrava.

En sus inicios, la iglesia estuvo administrada por sacerdotes franciscanos españoles.

En Quircot esa primera ermita se levantó cerca de 1680. Esta se construyó con horcones y paja. La iglesia actual se edificó en 1867 y se remodeló en 1910. En esa oportunidad, sus paredes fueron corridas de las bases originales. La torre campanario que tenía en frente fue eliminada y sus campanas fueron fundidas en Alemania.

En la provincia de Guanacaste se encuentra la iglesia San Blas de Nicoya. Un edificio colonial construido en 1644. Se levantó en piedra, en su estructura mayor se usó una mezcla de cal y arena, además de madera en puertas, columnas y estructuras de cubierta.

En el corazón de la provincia de Heredia, se encuentra el templo Inmaculada Concepción. Su construcción inició en 1797. Este templo posee un diseño arquitectónico con fuerte influencia nicaragüense, muchos de sus detalles se parecen a los de la iglesia Sutiaba de León.

Está hecha con calicanto (mezcla de cal con arena, a la cual se le agregaban claras de huevo).

Tesoros históricos

En los últimos años, el periodista Camilo Rodríguez se especializó en la historia de los templos católicos del país.

“Son los grandes tesoros arquitectónicos del país. Son muy importantes porque para su edificación se requirió de un gran trabajo en equipo para levantarlos. Para su construcción, los vecinos hicieron bingos, cabalgatas y otro tipo de actividades”, manifestó.

Rodíguez señaló que cada iglesia se edificó conforme iban surgiendo los pueblos y demuestran el fervor de los pobladores de las zonas donde se establecían.

“Es muy importante que en este país, se sigan utilizando los templos, pues así se garantiza que se mantengan con el paso del tiempo. Si no se cuidan, pueden pasar que se tengan que botar y considero que botar un templo o un edificio que es importante por su valor histórico es borrar la historia del país”, agregó.

Fieles orgullosos

Fernando Víquez saca pecho cuando habla de la parroquia herediana. Se conoce al dedillo el templo, porque además de conocerlo desde pequeño, en este momento forma parte de la comisión que vigila las obras de mejoramiento del edificio.

“Cuando llegaba, no podía dejar de ver el campanario, me daba gracia ver a los muchachos subir las escaleras para tocar esa gran campana. Ahora que están trabajando en el reforzamiento de la estructura, llevo a mis nietos para que vean el avance de las obras y así entiendan que es un lugar simbólico que merece ser cuidado”, manifestó.

Con él coincide Jorge Valerín, quien es vecino de Orosi. Este cartago ha dedicado la mayor parte de su vida al servicio de la iglesia y fue monaguillo, sacristán y ahora es ministro de la comunión en el templo colonial de esa comunidad.

“Desde que tengo uso de razón, siento una alegría enorme al visitar la iglesia. Me siento orgulloso de formar parte de una comunidad que es tan visitada, porque muchos vienen a descubrir las maravillas del templo y me considero afortunado por servir a esta iglesia”, expresó.

Valerín destaca de este sitio todo el arte rústico que encierra. Dice, además, que el lugar tiene una serie de tesoros antiquísimos, como por ejemplo, el viacrucis, los candelabros y una imagen de Jesús Nazareno.

“Quienes viven cerca de un lugar así de histórico como en mi caso, se deben sentir privilegiados. Estos lugares son únicos y no podemos dejar que se descuiden, debemos preservarlos para las futuras generaciones”, finalizó.

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