Familia pensó que estaba muerto porque se enteró por los noticieros

Doña Esperanza estaba en una entrevista de trabajo junto con una amiga cuando escuchó en las noticias del mediodía que su hijo Max había muerto en un asalto en las afueras del banco en el que trabajaba en Pavas.

“A partir de ese momento quedé como en shock, ya no escuché nada más en la entrevista y solo me quería ir, le expliqué a la persona que me estaba atendiendo lo que ocurrió y que debía irme”, recordó doña Esperanza.

Pese a lo duro que fue la noticia para su familia, Max admite que ese error le funcionó para que la banda creyera que él había muerto, fue hasta años después cuando inició el proceso legal contra ellos que lo descubrieron.

“Mi mamá pudo haber muerto de la impresión porque hasta cayó desmayada y le costó recuperarse, ella no podía ni ir a verme al hospital de lo afectada que quedó. Mis hermanas también se enteraron de la misma forma, fue muy duro para todos”, indicó el sobreviviente.

Alexandra, la hermana mayor, reconoce que los medios están para informar y pese a que ellos se enteraron de manera trágica, era lo que estaba pasando. Lo que sí pide a los noticieros es estar seguros de lo que van a decir y tener un buen abordaje y tratamiento de la información.

Actualmente, doña Esperanza llora cuando escucha a su hijo sufriendo por el dolor y al ver lo dependiente que quedó.

“Mi hermano ha sido un guerrero y nosotros ya hicimos nuestro proceso de perdón a esas personas”, agregó Alexandra.

Ella también aplaudió la perseverancia de su hermano para luchar por sus derechos como asegurado y lamentó la deficiencia de instituciones como el INS y la Caja para dar respuesta en esos momentos al paciente.

“Mi hermano luchó cinco años para que le dieran la pensión y se tuvo que desnudar tres veces frente a una junta médica para que pudieran aprobarle la pensión. Es una revictimización la que hacen con las personas. Es un sobreviviente a ocho balazos y había dictámenes que así lo apoyaban. Él sirvió de ejemplo para muchos otros pacientes que estaban en la misma lucha”, afirmó la joven, quien ante la condición de su madre asumió el rol de acompañamiento a Max.

Para doña Esperanza fue tan duro el proceso que no podía ni ir a verlo, y recordó que hasta los sacerdotes le dieron los santos óleos y en el centro médico no los dejaban entrar a verlo por lo delicado que estuvo.

“Viví también con mucho miedo porque le mandaban muchos mensajes amenazantes y le decían cosas horribles” aseguró la madre.

Ahora cuando ve todo lo que ocurre diariamente, piensa en las familias que sufren por sus seres queridos, por eso pasa en constante oración para enviarle fuerza a esas madres y hermanos que pasan por algo así.