Los gemelos Gael y Mariana son los protagonistas de una hermosa historia de valentía y ganas de vivir.
Ellos nacieron prematuros y con muchas dificultades, pero, pese a su fragilidad, sus fuerzas las superaron todas.
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En Costa Rica, cada año nacen cerca de 50.000 bebés, y unos 5.500 son prematuros, es decir, llegan al mundo antes de las 37 semanas de gestación.
Este 17 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Prematuridad, una fecha para visibilizar esta realidad que afecta a miles de familias ticas.
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El camino de Gael y Mariana: dos guerreros muy pequeñitos
Cuando nacieron, Gael pesó apenas 1.300 gramos y Mariana 1.600 gramos. Ambos llegaron antes de tiempo y tuvieron que pasar 56 días en una incubadora de la Unidad de Neonatos del Hospital San Juan de Dios.
Para sus papás, doña Arianna Céspedes y don Glen Calvo, la experiencia fue un torbellino de emociones en el que cada día era una incógnita.
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“Fueron momentos muy retadores”, dice Arianna, quien además enfrentó el parto prematuro en plena pandemia.
Don Glen recuerda esos días como una lucha diaria.
“En pandemia teníamos el reto de que los bebés ganaran peso y, al no poder estar con ellos por las restricciones, fue muy duro. La labor humana del personal fue fundamental”.
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La prevención es la clave
La prematuridad puede ocurrir por múltiples factores, pero la mejor herramienta es el control prenatal constante.
La Dra. Mitzila Reyes Castillo, jefa de Neonatos del San Juan de Dios, explica que un bebé prematuro suele tener dificultades para respirar y alimentarse debido a la inmadurez de órganos como el corazón y los pulmones.
En la unidad se aplican terapias para aliviar el dolor, se promueve la lactancia materna y se da seguimiento al neurodesarrollo, evaluando aspectos como la motora fina, la audición, la visión y el coeficiente intelectual.
Una realidad mundial que exige atención
Cada año nacen 15 millones de bebés prematuros en el mundo y cerca de un millón fallece por complicaciones relacionadas con la prematuridad. En Costa Rica, cientos de familias viven este proceso con esperanza y con el apoyo del sistema de salud.
Gael y Mariana hoy tienen cinco años, corren, ríen y están sanos. Son prueba viva de que, con atención médica, amor y seguimiento, los bebés prematuros pueden convertirse en grandes luchadores.


