Ceniza es un gato de San Isidro de Coronado que un día, cuando tenía solo cinco meses de vida, decidió marcharse de la casa.

Su papito, Manuel Francisco Villalobos, lo estuvo buscando durante un mes, publicó anuncios en Facebook para ver si aparecía, hasta que se dio por vencido.

Dos años después, el 15 de octubre de este año, Ceniza decidió que era hora de dejar de andar rondando por las calles y regresó solito a la casa.

Ahora, hecho un adulto, camina tranquilamente por la casa y sigue con su vida como si nada hubiese pasado.

“Nos dimos cuenta que era Ceniza cuando lloraba para que le dieran comida humana, él de pequeño tenía la maña de comer comida del mostrador y la alacena de la casa, así que no nos quedó duda", contó.

Además, como en sus tiempos de cachorro, se pone a llorar a las seis de la mañana para que le cambien el agua de la taza, porque le gusta el agüita bien fresca cada día.

Y para terminar de atar los cabos, se familiarizó en dos toques con la casa y los demás miembros de la familia, como su amigo Max Emiliano del Toboso Primero, un pastor ovejero inglés, con el que desde antes de jalar se llevaba muy bien.

“No tuvo miedo de entrar, ni de los perros que tenemos en casa, de Max ni de los otros dos san bernardos (Auryn Roberta y Bonno Roberto)”, explicó Villalobos.

Lo único diferente que notaron sus dueños fue que cuando Ceniza jaló todavía no lo habían castrado y ahora que volvió ya lo está, por lo que lo más probable es que se haya conseguido otro hogar y ahora lo dejó para volver con su primera familia.

Tampoco se le ha quitado lo dormilón, desde cachorro lo era y se la sigue tirando rico.

El gatico aventurero llegó por primera vez a la casa de su papito humano como un regalo, pero fue Max (el perro) que prácticamente lo adoptó.

Grata sorpresa

Manuel nos contó que cuando lo vio llegar a la casa no podía creer que fuera Ceniza, estaba muy sorprendido, pero feliz.

Llegó un poco flaco, pero ya está más gordito porque lo han chineado bastante.

Tanto así que, como ya está aproximándose la época navideña, no tuvo problemas en abrir su primera piña de tamales y entrarle sabroso a medio tamal, según contó Villalobos.

Antes de irse, Ceniza compartía con Botoneta, otra gata de la familia, y se llevaban muy bien, pero hace un mes ella falleció, por lo que Manuel considera que el felino sintió que hacía falta alguien en la casa y volvió.

Cuando se había desaparecido, el tío de Manuel, Carlos Villalobos, quien es médico veterinario, le había dicho que era probable que el gato volviera, pero nunca se esperó que lo hiciera dos años después.

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Territoriales

Conversamos con dos expertos en animales para tratar de entender lo ocurrido con Ceniza.

“Los gatos son territoriales, pudo haber sido que estaba en celo y como no estaba castrado se fue detrás de una gatita y luego lo adoptaron en otra casa, hasta que finalmente se escapó”, explicó David Peiró, conductista del comportamiento animal.

Agregó que lo normal es que jalen dos noches, pero nunca tanto tiempo como esta vez.

“El gato no forma manada como los perros, por lo que es probable que lo hayan retenido en otra casa”, explicó Peiró.

Por su parte, Juan Carlos Peralta, presidente de la Asociación para el Bienestar y Amparo de los Animales (ABAA), nos dijo que el gato es el que adopta a su mascota humana y que lo más probable es que alguien lo tenía y hasta ahora se le pudo escapar para regresar a su hogar.

“La mascota humana del gato es aquella persona con la que duerme, a la que se le acuesta en los regazos, aunque deja que cualquiera lo alimente. Otra característica es que cuando el gato se siente enfermo, tiende a irse de la casa, pero no deben permitírselo”, indicó Peralta.

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Es normal que estos felinos tengan varias casas que visitan en el mismo sector donde viven.