Una joven de 26 años vecina de Moravia Verde de Guatuso, Alajuela, aún no está confirmada como el undécimo fallecimiento por el coronavirus en nuestro país.
El ministro de Salud, Daniel Salas, explicó que su muerte, ocurrida el 30 de mayo, fue muy rápida y por eso hasta después se le realizó la prueba del virus. Esta joven presentó una crisis aguda de asma.
La prueba se llevó a cabo porque, al analizar el cadáver, se descubrió que tenía un edema pulmonar, es decir, un cúmulo de líquido en los pulmones, y por eso se procedió a hacerle la prueba de COVID-19, la cual dio positiva.
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Salas aclaró que la investigación continúa para determinar si el coronavirus fue la causa de la muerte.
Como parte de esta investigación se realizan pruebas a todos los que tuvieron contacto cercano con la joven.
Debido a ello se dio el cierre de la morgue de Ciudad Quesada. Cinco funcionarios de la morgue que le realizaron la autopsia a la mujer se encuentran aislados durante 14 días y bajo supervisión médica.
Por falta de personal, los servicios de esa morgue los asumirá la Ciudad Judicial en San Joaquín de Flores, Heredia.
También se cerró parte de la clínica de Guatuso, ya que al personal del Ministerio de Salud toma muestras de la presencia del virus a los colaboradores de esta institución.
De la misma forma se les hacen pruebas a los agentes del OIJ que se encargaron de llevar el cuerpo de la clínica de Guatuso a la morgue.
Este caso es muy peculiar, ya que es el primero al que se le detecta el virus después de fallecer.
No aflojar tratamiento
Por su parte, especialistas en Neumología de la Caja de Seguro Social llamaron a la población asmática a no dejar sus tratamientos para evitar complicaciones en su estado de salud.
Lo anterior obedece a que han identificado que muchos de los pacientes en la consulta telefónica han expresado que no están tomando los tratamientos para su enfermedad, indicó la doctora Melissa Masís, jefa de Neumología del hospital Calderón Guardia.
La doctora señala que esta situación provoca una desestabilización del estado general de salud de los pacientes y en consecuencia tendrían que salir de su casa a un servicio de emergencia, lo que los expone al riesgo de contagio del COVID-19.
Masís aseguró que se ha podido determinar, durante las conversaciones telefónicas, que muchos pacientes se encuentran agitados y a otros les cuesta hablar, lo cual es muy preocupante, ya que es una población vulnerable.
La especialista cree que esta situación podría obedecer a que en algún momento circuló información errónea referente a que el uso de los esteroides para tratar el asma podría causar efectos contraproducentes en caso de infección con COVID-19.
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Pero esta afirmación luego fue desestimada por el Comité Internacional de la Iniciativa Global para el Asma (GINA), que en un comunicado explicó que si el paciente presenta un aumento de sus síntomas, es necesario utilizar tratamientos adaptados a cada necesidad.
El asma, al ser una enfermedad inflamatoria crónica, requiere de tratamiento constante para evitar que los bronquios estén inflamados.
La recomendación es continuar con la medicación, incluyendo los esteroides inhalados prescritos en las dosis indicadas.
Durante el tiempo que dure la pandemia por el COVID-19, a los pacientes que asistan a Emergencias no es adecuado realizarles nebulizaciones por recomendaciones internacionales para evitar la diseminación de la enfermedad. En su lugar se les aplican inhalaciones (bombas) con espaciador, por lo cual el paciente debe llevarlo para su respectivo tratamiento, y en caso de que no tenga, se le brindará.
Los pacientes con rinitis alérgica deben continuar con el tratamiento de esteroides nasales como lo prescribe el médico.
La doctora Masís insiste en que los pacientes no deben automedicarse ni dejar sus tratamientos.