En el hogar de don Víctor Hugo Segura, además del aire de la creatividad, hoy se inhala aire de fiesta, de satisfacción, orgullo y hasta nostalgia porque el mero mero de esta casa de publicistas se pensiona este viernes.

Y gracias a su ADN la publicidad seguirá bajo el techo de esta familia, ya que el amor de don Víctor Hugo por su profesión lo contagió a sus dos hijos: Mauricio y Daniela.

Segura empezó a trabajar en la industria publicitaria en los años ochenta, cuando las universidades del país ni siquiera ofrecían esa carrera. Aprendió de la mejor manera, con la experiencia, y años después estudió Contabilidad en la Castro Carazo.

Toda su vida laboral la pasó en este mundo, empezó en Modernoble como asistente y poco a poco escaló gracias a que siempre trabajó duro y de forma honesta. Y será hoy, en CAMedia, donde se ha desempeñado como director de Control y Compra que tendrá su último día laboral.

Luego de 43 años de sudar la chaqueta, el nombre de Víctor Hugo Segura ha dejado huella entre colegas, marcas y medios de comunicación.

Papá 4x4

Mauricio Segura, el hijo mayor, describe a su tata como un gran hombre y profesional que les ha inculcado a él y a su hermana fuertes valores y quien siempre ha estado ahí en los momentos más rudos.

“Es un ser humano increíble, siempre pendiente de mi hermana y de mí, un gran papá. Los dos estudiamos publicidad por él, al principio como que no le hacía mucha gracia la idea, nos decía que era una profesión muy dura, que costaba colocarse y que el salario no era el mejor, pero cuando vio que la cosa iba en serio nos apoyó y siempre estuvo atento para ayudarnos en lo que necesitáramos.

“Una de las principales características de él es su responsabilidad, por eso ha tenido éxito en su trabajo. También es muy decidido y cuando se le mete algo entre ceja y ceja no hay nada que se lo quite”, detalló.

Mauricio dice que, gracias a esas vueltas de la vida, él y su papá fueron en una ocasión compañeros de brete. Y cada vez que le preguntan si es el hijo de don Víctor Hugo Segura no le queda más que sacar pecho.

Y si el rol de tata puras tejas no hubiera sido suficiente, desde hace nueve años se convirtió en papá y mamá cuando la familia enfrentó el duro golpe de perder a doña Silvia Hernández Marín, esposa y mamá.

“Desde ese momento mi papá se ha preocupado por darnos a Daniela y a mí el doble de cuidados y atención y siempre que se nos presenta algo que no podemos resolver él está pendiente para ayudarnos”, agradeció.

Papá alegre

El publicista Camilo Rojas, compañero de Segura desde hace seis años, lo describe como alegre y servicial.

“No es cualquiera el que tiene una carrera laboral de 43 años en la publicidad, es un gran profesional y siempre está de buen humor y sonriendo, nunca lo he visto perder la cordura. Le encanta el fútbol y es liguista a morir, le divierte hablar de su equipo”, contó (a pesar del clásico).

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A lo largo de los años, ha seguido de cerca muchas campañas publicitarias, ya que en sus funciones está supervisar que todo salga como Dios manda. Ha trabajado con Unilever, el BCR, Kimberly Clark, Adoc, Protecto, Republic Tobacco, Mennen y Procter & Gamble, entre otras marcas.

Desde febrero don Víctor Hugo, quien el 4 de mayo cumplirá 63 años, se ha dedicado a capacitar a la persona que quedará en su lugar y hoy a las 6:30 p.m. tiene que ir por última vez a la oficina para terminar de hacer entrega de su puesto.

Y aunque sus hijos quisieran que su papá dejara de trabajar de una vez por todas y se dedique a tiempo completo a descansar, chinearse, viajar y visitar una finquita que tiene en Guápiles, en la que se distrae sembrando, ya les dijo que quiere hacer freelance, es decir, seguir trabajando, pero de forma independiente, eso sí, la fe es que lleve un ritmo más relajado.

Tanto Mauricio como Camilo aseguran que quieren que este viernes sea un día inolvidable para don Víctor Hugo y esperan que disfrute mucho cada momento porque se lo merece. Y como en La Teja estamos en todas, comenzamos su gran día. ¡Felicidades!

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