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¡Inspirador! Padre de 4 que trabaja 10 horas al día está a punto de sacar el bachillerato

Vecino de Miramar de Puntarenas tiene 46 años y trabaja desde que tenía 14

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Hace cuatro años Carlos Luis Cascante, de 46 años, tomó la decisión de retomar sus estudios y se matriculó en el Cindea de Miramar para sacar el sexto grado.

Desde muy niño había tenido que salir a trabajar para ayudar con la economía de su hogar y solo había llegado a cuarto grado de la escuela José María Zeledón, de Miramar.

Empezó vendiendo empanadas y apenas cumplió 14 años, edad para obtener el permiso del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), comenzó su experiencia laboral más formal. Actualmente tiene 32 años de trabajar en la Azucarera el Palmar, ubicada en Miramar de Puntarenas.

Carlos es el hijo mayor de Daniel Cascante y Ana Campos, un jornalero y una joven ama de casa, por lo que aunque anhelaba seguir estudiando de niño, entendía que la situación económica de su familia no era muy buena y debía aportar.

“Tal vez mi aporte no iba a ser significativo, pero como un hijo obediente tenía que hacer caso y no tenía ningún problema”, contó el pulseador puntarenense.

Y era tan avispado, que rapidito vendía las empanadas que le daba su mamá, así que al rato lo mandaban con una segunda palangana a vender las de su abuela, Bernarda Ledezma.

La temida por muchos

El gusanillo de seguir estudiando siempre estuvo presente en él, y sus compañeros y principalmente su esposa María del Milagro Campos, lo impulsaron a matricularse.

“Me animé, matriculé con toda la vergüenza del mundo porque la gente de otros niveles es gente joven y me vuelven a ver raro, pero no le di importancia y fui creciendo como estudiante. Me ha costado un mundo, no ha sido fácil, si lo dijera estaría mintiendo”, confesó el esforzado estudiante.

Como a muchos de los estudiantes, matemáticas es la materia que más le cuesta y la que lo tiene nervioso porque no sabe cómo le irá en los exámenes de bachillerato que están haciendo esta semana.

La preferida es Estudios Sociales, aunque aclara que no es que le sea fácil.

Sacrificio

“¿Por qué yo decidí emprender este camino? Porque llevo sobre mis espaldas un batallón que es mi familia, soy papá de cuatro güilas (Handru Andrei de 20, José Andrés de 20, Manfred Daniel de 19 y Luis Carlos de 12). Tengo uno que va el otro año para el liceo y me digo, si yo abandono esto, ¿qué va a pensar él?”, explicó don Carlos.

Asegura que ha sido un sacrificio para todos porque sale a las 6:00 a.m. de su casa y vuelve hasta las 10:20 de la noche.

“Salgo de la casa a las 6:00 a.m. para el trabajo, salgo a las 5:00 p.m. de la azucarera y me voy para clases que empiezan a las 6:00 p.m. y hasta las 10:00 p.m. regreso, porque si paso por la casa antes, no me da tiempo de llegar puntual a clases”, compartió.

Un aspecto importante para mantenerse en este camino pese a lo duro que ha sido es el apoyo de los profesores y compañeros, a los que califica como una segunda familia que siempre lo apoyan.

Su esposa también sacó su bachillerato recientemente y actualmente está sacando Educación en la Universidad Hispanoamericana, por lo que entre ambos se apoyan.

Emotivo

Por la pandemia, Carlos no pudo disfrutar la graduación de sexto grado, pero la de noveno fue muy emotiva para él.

“Esa graduación me marcó un mundo, porque nunca me imaginé estar ahí. No porque no tuviera condiciones sino porque me dije, ‘sí era para mí esto’, por eso le digo a los muchachos, incluidos mis hijos, que no dejen de soñar, porque es gratis. Vienen cosas buenas para usted, pero tiene que esforzarse en la vida”, comentó el pulseador.

Larga trayectoria

Pese a que cuenta con 32 años en la empresa, el primer día, luego de seis horas de trabajo, le avisaron que el PANI había quitado la medida de permitirle trabajar a los menores de edad, por lo que ya no podía seguir. Pero cuando el PANI volvió a instaurar el permiso, le dieron la oportunidad de regresar.

Empezó barriendo, luego lavó la ceniza de los techos, y luego pasó al sector de fabricación como mielero, ayudante de operario y así en otros diez puestos más hasta lo que hace ahora como puntista, que es el que se encarga de darle el tamaño al grano de azúcar doña María, que llega cada día a sus hogares.

Carlos asegura que no presta oídos a los comentarios negativos, que no dejan de llegar y cuando termine ahora en diciembre, sacará un técnico en Salud Ocupacional y más adelante continuará en la U.

“Yo creí en mi mismo hasta el día de hoy”, sentenció Cascante.

Karen Fernández

Karen Fernández

Periodista con una licenciatura en Producción de Medios. Forma parte del equipo de Nuestro Tema y tengo experiencia en la cobertura de noticias de espectáculos, religiosos, salud, deportes y nacionales. Trabajo en Grupo Nacion desde el 2011.

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