¿Cuándo fue la última vez que se fueron de fiesta a La California? Yo llevaba meses --desde noviembre del 2024, si mal no recuerdo--.
Esa época de tomar hasta la madrugada y buscar una muerta de hambre para ver el amanecer, ya quedaron en el pasado. Por eso, cuando mis amigos me dijeron que fueramos este sábado pasado (17 de mayo), estaba un poco quitado con la idea.
Más allá de que había llovido todo el día, hacía frío y no quería gastar plata, tengo algo que me gusta llamar “vida de adulto” y había pasado haciendo oficio todo el día, entonces estaba cansado y la simple idea de tener que hacer fila para entrar a un bar o pedir una birra me generaba naúseas.
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Para no cansarlos con el cuento, con pereza y todo, accedí y cuando llegamos a La Cali, no podía creer lo que estaba viendo.
Toda la Calle 21, la que va desde la esquina de Amor de Barrio (Avenida 1) hasta el bar Caccios (Avenida 2), está hecha pedazos.
En medio de la calle hay una zanja enorme con tuberías y varillas expuestas, las aceras están partidas, la calle está llena de huecos que se emposan y, en medio de todo ese desastre, hay un sinfín de jóvenes buscando un lugar para irse de fiesta.
En el poco tiempo que estuve, pude ver a, al menos ,10 personas saltándose charcos para no ensuciar sus zapatos, una muchacha que se cayó por los huecos en la acera y un camino de barro que iba desde la calle hasta la entrada de todos los bares.
Quisimos darnos una vuelta por La Bohemia y negativo, la acera estaba tan rota, que era imposible pasar por ella. Pero, la gran pregunta es, ¿por qué?
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A futuro
Desde el mediados de enero, la muni de San José y el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), comenzaron con los trabajos para extender el boulevard de la Avenida Central hasta la antigua bomba La Primavera.
Esto incluye trabajos como cambiar los sistemas de agua, reforzar el pavimento, ampliar las aceras, construir bahías de carga y descarga y, en general, hacer más bonita la calle.
Y si bien el desastre que se vive hoy en día es un mal necesario, no deja de crear preocupaciones en torno a la seguridad de las personas que transitan por esta calle.
En La Teja tratamos de llegar a la entidad encargada de hacerse responsable en caso de que, esperemos que no, alguien se caiga en la zanja o una persona se doble un tobillo por alguno de los huecos.
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Y, los tres entes involucrados: la muni de Chepe, el MOPT y Holcim, la empresa contratada para realizar las obras, se patearon la bola.
La muni nos dijo que es responsabilidad del MOPT, el MOPT dice que es de Holcim y Holcim, a pesar de que nos aseguraron que se estaba tramitando la consulta, para el cierre de esta nota no obtuvimos respuestas.
Así que aún quedan muchas dudas sobre en torno a qué medidas se están tomando para garantizar la seguridad de las cientos de personas que llegan todos los fines de semana a la Cali.
Ahora, ¿para cuándo se estima que van a terminar los trabajos? Según nos confirmó el MOPT, están atrasados y esperan estar listos para setiembre, se suponía que tenían que terminar en mayo.
No obstante, uno de los trabajadores de la construcción nos dijo que el proyecto va para largo y queda mínimo un año más de trabajos.
Afectados
En La Teja nos tomamos el tiempo para conversar con algunos negocios en esta calle para saber si estos arreglos han tenido algún impacto en sus ventas y nos llevamos la sorpresa de que no todo es lo que aparenta.
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Por ejemplo, Pablo Garita, dueño del restaurante Futwings, justo en la entrada de la calle 21, nos contó que al estar el paso cerrado, le ha ayudado a que más personas lleguen a su negocio.
“Mucha gente no quiere pasar (a la Avenida), más ahora con las lluvias y el barro. Entonces, para no ensuciarse, los ubers los dejan (a los clientes) acá frente al negocio y muchos se meten para evitar la lluvia y terminan comprando comida”, contó.
Por su parte, doña Kattia es la dueña de una panadería y sí ha visto una baja en las ventas.
“Se ha sentido el golpe porque la gente no quiere pasar por la calle y ensuciarse los zapatos o que se les meta polvo en los ojos”, explicó.
Lo que sí, es que en su caso particular, ha visto una por otra. Si bien ha perdido clientes “pasajeros”, los trabajadores de la construcción pasan y le compran, lo que compensa un poco la baja.
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Pero un caso que llama la atención es el de don Rafael Sánchez, dueño del legendario Rafa’s Bar, al final de la Calle 21.
Y es que si bien, las obras aún no lo afectan, desde ya sabe que se vienen meses complicados.
“Aún no, pero cuando vengan a romper la calle y la acera, voy a tener que contratar un helicóptero para meter a los clientes”, dijo muerto de risa. “Pero bueno, cuando alguien de verdad quiere tomarse una birra, hasta nadan por un río”.
Y si bien “ha pasado por donde asustan”, como nos dijo, no le deja de preocupar los cortes de agua y luz que vienen asociados con los trabajos.