La familia Gómez Corrales vive a 300 metros de la basílica de Cartago, por lo que tiene el privilegio de que La Negrita les pase frente a la casa desde hace 65 años.
La pasada, que se festeja cada 3 de agosto, consiste en trasladar a la Virgencita de la basílica, a la catedral de Cartago. Esta tradición se realiza desde 1782, es decir, desde hace 237 años. La Patrona regresará a su hogar original el próximo primero de setiembre.
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Don Nore Gómez de 60 años y su hermana doña Xinia Gómez de 67, recordaron que desde muy pequeños participaban de esta tradición, pues sus padres (Nore Gómez y Mercedes Corrales) fueron, en vida, los dueños originales de la propiedad y a la vez, muy devotos a la Patrona.
"Siempre ha pasado por el frente de la casa, sólo en una ocasión hace varios años no se realizó un tres de agosto porque llovió torrencialmente y la pasaron para el día siguiente, pero ahí estuvimos”, detalló don Nore hijo.
El señor aseguró que cuando sus papás estaban con vida sirvieron durante muchos años en la basílica y que debido a esa labor les dieron un regalo que, de acuerdo con él, no tiene precio.
“Recuerdo que uno de los sacerdotes le había donado a mi mamá uno de los vestiditos originales que ella (la Virgen) había usado en una pasada hace como quince años”, añadió.
Ese aún vestido lo conservan e, incluso, este sábado sacaron un altar y le pusieron esa prenda a una réplica de la Virgencita.
Doña Xinia contó que siempre ven la pasada desde el corredor de su casa y que además de pedirle salud para toda la familia, le agradece por los milagros que le concedió.
“Papá era muy devoto de ella, había perdido la vista de un ojo por el glaucoma y la recuperó, después se decía que no podría caminar más por el problema de rodillas y también lo sanó”, dijo.
El par de hermanos reconocieron que participan de esta actividad por la devoción y respeto que le tienen a La Negrita y no porque les pase al frente todos los años.
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Según contaron, le inculcaron esta tradición a las nuevas generaciones de la familia, al punto de que en otras actividades religiosas, como las procesiones de Semana Santa y desfiles, se reúnen en esta casa para disfrutarlas juntos.
“Hacemos un almuerzo para compartir y para agradecerle a Dios y la Virgen lo que hace por nosotros”, detalló don Nore.
La pasada de este año inició a las 9 de la mañana, la Virgencita fue trasladada en un vehículo del Cuerpo de Bomberos y al llegar a la catedral fue entregada a oficiales de la Fuerza Pública, quienes la colocaron en el altar.
Durante el recorrido, que consta de aproximadamente un kilómetro, miles de fieles le dejaron muestras de cariño como flores y cartas.