Por muchos años hemos escuchado que los maricos, los huevos de tortuga (ojalá con una buena sangrita) y hasta una barra de chocolate negro sirven demasiado para transformarnos en verdaderos leones en la cama.
Por eso buscamos al experto, al sexólogo Mauro Fernández para que nos dijera si teníamos que salir corriendo por un buen ceviche para convertirnos en sementales invencibles con nuestras parejas.
“Se cree que ciertos alimentos potencializan el vigor sexual y que actúan como verdaderos afrodisíacos, sin embargo, a pesar de que existen centenas de libros populares que lo afirman, la ciencia es clara en desmentirlo.
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“También algunas vitaminas y suplementos se les atribuyen efectos sexuales mágicos y son vendidos a precios altísimos, cuando los estudios señalan que su efecto, en el mejor de los casos, es muy pequeñito”, nos frena de raya el doctor Fernández.
“Ni la eyaculación precoz, ni la disfunción eréctil o impotencia, ni los problemas sexuales femeninos ceden con el consumo de estos productos.
“Más bien, ante una disfunción sexual lo ideal es realizar estudios detallados y minuciosos que nos permitan encontrar la causa para así dar el tratamiento”, asegura el experto.
¿Sexo antes o después de comer?
“Es común también las recomendaciones en torno a qué es ideal, si comer antes o después de una relación sexual, y en esto hay que ser categórico, es mucho mejor posponer las cenas abundantes para después del sexo, para que el sueño que se produce con una comilona no baje el deseo sexual, y termine acabando con una velada romántica o lujuriosa.
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“Tampoco se deben mantener relaciones sexuales con periodos largos de ayuno, porque podrían provocar dolor en la boca del estómago, colitis, retortijones, y hasta mal aliento, molestias que gravitaran en contra del deleite sexual de ambos”.
Ante un problema sexual, entonces ya sabemos, lo ideal es visitar al médico y no andar pidiendo un kilo de ceviche.
Eso sí, el doctor Mauro no le cierra la puerta al romanticismo.
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“Claro está, una cena apropiada, con un ambiente apropiado y con la persona indicada suele ser un excelente complemento para resolver la ecuación: cama y mesa”, nos motiva Fernández.