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Mensaje a la Caja: ¡a mis tamales los cocino yo!

CCSS aconseja usar carne de pollo en vez de chancho y le llueve...

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La Caja Costarricense de Seguro Social salió con un domingo siete y le llovió en redes sociales.

La CCSS tocó un tema sensible, más en esta época, y nos pidió hacer los tamalitos con pollo porque son más saludables que los de chancho.

En la Caja siempre aprovechan temas del momento para enviar mensajes por su perfil de Facebook y tratar de hacer conciencia en los comensales, pero a veces lo que consigue es que algunos se paren de uñas.

A estas alturas, con diciembre a la vuelta, casas iluminadas y el aguinaldo a la vista, en muchos hogares del país ya se piensa en el tocino, la manteca de chancho y el chicharrón de concha molido para darle sabor a la masa, pero la Caja salió con esto: “Tranquilos, para comer tamales y no morir en el intento es mejor no abusar”.

Aseguran que lo mejor es usar el pollo (carne menos grasosa) y ponerle bastantes vegetales. O sea, parece que nos aconsejan comer ensalada de pollo, no los sabrosos tamalitos, que jamás pueden faltar en Navidad y a los que ya les estamos dando mente.

“Tamal que se respeta lleva posta de cerdo con gordito y arroz bien achiotado”, comentó de inmediato David Enríquez en el Face de la Caja.

La Caja no solo recomienda cambiar el chancho por el pollito, sino también que nos olvidemos de comernos la piña entera, una misión casi imposible.

“Es muy importante tomar en cuenta que el tamal es una comida completa y suficiente para los tiempos de comida principales, el tamal no es una merienda y por ello no se debe consumir una piña completa. Se puede consumir al almuerzo o a la cena, junto con una ensalada o vegetales en escabeche”, dijeron desde la CCSS.

¡Déjennos comer!

Si bien uno debe agradecer los buenos consejos, la Caja a veces como que abusa. Diciembre es una época en la muchos, incluidos los que se matan en el gym durante el año, hacen un “tiempo fuera” y se dan gustos con la tamaleada.

“Mi abuela se come hasta cuatro piñas al día, tiene noventa años y está con mejor salud que ustedes, ¡déjenos comer tamales tranquilos!”, opinó Mario Pérez.

Así como Mario, muchas otras personas comentaron, en broma y en serio, que con sus tamales no se metieran, es algo así como la versión tuanis de “a mis tamales los cocino yo”.

La psicóloga María Ester Flores indicó que este tipo de temas hay que tener mesura.

“Partamos de una cosa, nuestra población es muy costumbrista, cualquier persona o entidad que nos diga que cambiemos radicalmente una tradición la verá dura y con los tamales peor, pues no solo son ingredientes sino que tienen un contenido emocional que reúne a la familia en un ritual, hasta las recetas de las abuelitas son vistas como sagradas, no se le puede cambiar ni un chile dulce”, opinó.

Doña María Ester ha logrado bajar 12 kilos y ahí se quedó estancada, un mes sube uno y el otro baja. Eso sí, asegura que en diciembre siempre sube dos debido a los tamales, pero en enero aplica de nuevo “el freno”.

Claro, también pasa lo contrario y entonces por ahí del 35 de diciembre vemos escenas como esta...

Con lupa

Un estudio médico de la Caja dice que un solo tamal puede aportar 500 calorías y hasta 500 gramos de sodio (sal) y que también incluye 30 gramos de carbohidratos, 13 gramos de proteína, 27 gramos de grasa y 38 miligramos de colesterol.

Lo más dañino, según los expertos, es la manteca de cerdo con la que se “amarra” la masa. Los expertos recomiendan usar aceite vegetal o aceite de oliva.

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