Nacional

Minae se une a la batalla contra las pajillas

En Costa Rica se consumen 323 mil toneladas de plástico al año y casi todo termina en el mar

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La lucha contra las pajillas y otros plásticos de un solo uso como bolsas, vasos desechables, removedores de café y otros, sumó un nuevo integrante, ya que el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) también les hizo la cruz.

¿El motivo? Sencillo, cuando esos productos se dejan de usar, la mayoría llegan al mar, afectando considerablemente la vida de las especies que ahí viven, además causan un efecto negativo en la imagen del país.

De acuerdo con datos del Minae, en Costa Rica se consumen 323 mil toneladas de materiales plásticos al año, la mitad son de un solo uso. Lo que más les preocupa es que casi la totalidad de esos productos finalmente terminan llegando al mar.

“Los residuos sólidos son una amenaza para el desarrollo de las sociedades, la falta de una adecuada disposición de estos y su gestión integral, han puesto en peligro nuestros recursos acuáticos. Un ejemplo de ello son los plásticos de un solo uso, nos referimos al plástico que se utiliza por muy poco tiempo, pero dura cientos de años en degradarse”, comentó la viceministra de Aguas y Mares, Haydée Rodríguez.

“Para contrarrestar este problema es que se impulsan estrategias que permitan motivar a los consumidores y productores de este tipo de material y utensilios. Desde el Minae anhelamos productos más sostenibles y amigables con el ambiente terrestre, acuático y marino”, añadió.

Esos esfuerzos se hacen como parte de la Estrategia Nacional de la Sustitución de Plástico, que pretende tener un entorno más sostenible en el año 2030.

La idea con esta iniciativa es que, tanto instituciones públicas como empresas privadas, se unan para reducir el consumo de estos materiales.

La ciudad estadounidense de Seattle prohibió los cubiertos plásticos y pajillas en los restaurantes y cafés, una victoria para los defensores del medio ambiente que, sin embargo, será difícil de replicar en el resto de Estados Unidos.

Después de las bolsas de plástico, las pajillas se han convertido en el enemigo a vencer, por su breve tiempo de uso y las imágenes de los animales marinos que las ingieren.

Un video, de 2015, de una tortuga con una de estas incrustada en la nariz, tiene más de 30 millones de reproducciones en YouTube.

Seattle, situada al borde de una bahía en la costa del Pacífico, es la mayor ciudad estadounidense (725.000 habitantes) que ha impuesto la prohibición, a lo que hasta ahora solo unos pocos centros turísticos se habían atrevido. El más reciente de ellos fue Malibú, el 1 de junio.

Los legisladores de Seattle habían aprobado la prohibición en 2008, pero dieron varios años a los restaurantes para encontrar sustitutos, tales como cubiertos biodegradables.

A partir de esta semana, cada infracción se pagará con 250 dólares (unos ¢142 mil).

Aunque los usuarios de cubiertos, removedores y pajitas de plástico los desechen en contenedores de basura, estos artículos por lo general no pueden ser reciclados porque son demasiado pequeños y pasan a través de las estructuras de clasificación de las plantas, acabando finalmente en los vertederos, desde donde pueden, potencialmente, volar y terminar en ríos y océanos.

El movimiento para prohibirlos es global, aunque incipiente. La Comisión Europea ha propuesto prohibir los plásticos de un solo uso, pero los Estados miembros tardarán varios años en aplicar la prohibición.

Reino Unido quiere comenzar a hacerlo este año y Estados Unidos está aún lejos de lograrlo, más allá de los bastiones defensores del medio ambiente de la costa oeste.

En el estado de Hawái, en el Pacífico, un proyecto de ley fracasó por la oposición de las asociaciones profesionales.

En Nueva York, el alcalde está a favor de su desaparición, pero aún no se ha aprobado ninguna ley.

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