Lidieth Gamboa es una tica más que se suma al dolor de cabeza en que se han convertido las lista de espera en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Y si bien esta guapileña, de 62 años, tiene clarísimo que la Caja es una bendición, desde hace más de cuatro años le ha tocado lidiar con el peor lado de la institución.
Resulta que, según nos contó, poco a poco ha ido perdiendo la vista y, a pesar de ser referida como un caso de emergencia al hospital Tony Facio, en Limón, sigue esperando a que le den su tan esperada cita.
Pero no nos adelantemos, que la historia de doña Lidieth tiene cola.
Desgaste
“Mis problemas de la vista comenzaron hace como 4 o 5 años. Lo que pasa es que yo iba al Ebáis, sacaba una cita y lo único que me mandaban eran gotas, lágrimas artificiales”, explicó.
“Pero llegó un momento en el que sentí algo, no sé cómo explicarlo, unas cosas horribles dentro de los ojos, como si me cruzara un clavo de un lado al otro”.
A partir de ese momento, todos los días sin falta, se levantaba con los ojos rojos y un dolor inexplicable.
“No aguanto cuando está haciendo sol, no puedo salir porque me mareo y pierdo la estabilidad.
“En el 2023 hubo una campaña de oftalmólogos en Guápiles, entoces me colé, les expliqué mi situación y muy especiales me atendieron. Me mandaron al hospital Tony Facio a hacerme unos ultrasonidos y unos exámenes de la vista.
“Me hice un TAC, los ultrasonidos y me mandaron la referencia de urgencia con el neurólogo del Tony Facio”.
Lo que pasó después, ni ella se lo cree.
“Eso fue en noviembre del 2023. En la cita con el neurólogo me dijeron que esperara a que me llamaran y estuve esperando un año y nada que me llamaron”, denunció.
“En 2024 fui a preguntar y no aparecía por ningún lado el documento de la referencia. Me mandaron a la oficina de Incapacidades, buscaron en el sistema y apareció. Entonces me dijeron: ‘Qué pena, usted es prioridad, es urgente, ¿cómo no la han llamado?’. Me pidieron una vez más el número de teléfono y me dijeron que estuviera pendiente a la llamada y aquí sigo esperando, ya van a ser casi dos años esperando a que me llamen“, dijo indignada.
Problema creciente
Para nadie es un secreto que las listas de espera se han convertido en una piedra en el zapato de la Caja.
Para mayo del 2025, más de 1,2 millones de ticos estaban esperando a ser atendidos y, solamente en los últimos seis meses, 70.529 personas se han unido a la lista.
Es más, para que se haga una idea de lo crítica que es la situación, en promedio, un tico tiene que esperar 847 días, es decir, 2,3 años, para ser atendido.
Y hay centros en los que la situación es peor. Por ejemplo, según datos de la CCSS, en el hospital San Francisco de Asís, en Grecia, el tiempo promedio de espera es de 942 días, pero el tiempo máximo de espera asciende a 2.954 días, eso son poco más de 8 años aguardando una cita.
En el Área de Salud Desamparados 1, el tiempo promedio es de 817 días (2,2 años) y un tiempo máximo de 2.220 (6 años).
En el caso de doña Lidieth, a pesar de estar en lista de espera y ser de prioridad, ¿adivine para cuándo le dieron la cita? ¡Para el 2027!
“Hace poco fui de nuevo al hospital de Guapiles y hablé con la secretaria, le expliqué mi situación, que cada vez estoy peor, son unos dolores en la vista que a veces no me dejan dormir”, dijo.
“Y me dice: le voy a dar cita para que vuelva, y me la dieron hasta el 2027″.
Incógnita
En el caso de esta señora, según nos contó, el problemita en sus ojos la tiene muy afligida ya que no tiene la menor idea de por qué es.
Según le explicaron, se trata de una especie de desconexión que hace su cerebro con los ojos, pero hasta no ver al neurólogo, no van a saber con certeza qué es lo que tiene y, conforme pasa el tiempo, su vista empeora cada vez más.
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“Yo todavía veo un poco, en la oscuridad puedo ver, pero donde me mareo, pierdo la estabilidad. Y en el amanecer, cuando pega el sol, tengo que ponerme gafas oscuras hasta para andar dentro de la casa”, contó.
De hecho, su día a día es un verdadero martirio.
“Me ha afectado en todo el aspecto psicológico, ya no soy la misma.
“Ya no me puedo maquillar, ya no puedo compartir con los demás porque me da mucha pena, me ven botando cosas, vivo con mis ojos sucios, con mucho dolor, rojos, me da pena salir así”, lamentó.
Incluso, nos contó que una vez, justo al frente del hospital de Guapiles, un carro la golpeó porque ella no lo vio y si bien el accidente no pasó a más, ya que la persona logró frenar a tiempo, el miedo que le generó sigue ahí.
“Ya hasta me da miedo salir. Siento que mi vida se está acabando”, concluyó.
En La Teja tramitamos una serie de consultas con la CCSS y si bien nos confirmaron que se tienen registros de las visitas de doña Lidieth, no se nos aclaró por qué, a pesar de ser de prioridad, su cita sigue estando hasta el 2027.
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