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Mujer que se fue a estudiar a Rusia inspirada en Franklin Chang, pasará Año Nuevo a 40 grados bajo cero

Esta es la historia de María Celeste, la generaleña que cambió el calor de Pérez Zeledón por el frío extremo de Rusia para cumplir su sueño aeroespacial

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Mientras en Costa Rica diciembre huele a tamal, pólvora y café recién chorreado, María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero.

Ella es vecina de Daniel Flores de Pérez Zeledón, generaleña de la pura cepa, nacida y criada entre montañas verdes, y desde hace cuatro años vive en Samara, Rusia, una ciudad a orillas del río Volga, conocida como la cuna de la industria aeroespacial rusa.

María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
María Celeste Alvarado, la generaleña que enfrenta inviernos de hasta –40 grados en Rusia. (Cortesía/Cortesía)

“Salí del país en diciembre del 2021. Justo acabo de cumplir cuatro años fuera de Costa Rica. Venirme no fue fácil, pero era el camino para cumplir el sueño que tenía desde chiquitilla”, cuenta María Celeste.

Desde la escuela, el espacio la llamaba. Participó en ferias científicas con temas espaciales, se graduó del Colegio Científico de Pérez Zeledón y del Colegio Del Valle, y siempre tuvo claro que quería llegar más allá.

“Siempre me gustaron el universo, los cohetes, todo eso. Me inspiró muchísimo nuestro astronauta Franklin Chang. Cuando me di cuenta de que podía estudiar ingeniería aeroespacial, me esforcé al máximo”, recuerda.

María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
La ciudad de Samara, a orillas del río Volga, donde la tica estudia ingeniería aeroespacial. (Cortesía/Cortesía)

En Costa Rica inició Ingeniería Mecánica en la Universidad de Costa Rica, pero su meta era otra. En el 2021 aplicó a una beca del gobierno ruso, la ganó y se fue sin mirar atrás. “Aquí confirmé que sí estoy en la carrera que amo. Mi enfoque son los satélites, eso me apasiona”.

El invierno ruso no se parece a nada que haya vivido una costarricense. “Es horrible estar a menos 40 grados, quema. No hay ropa suficiente que uno se pueda poner. El frío quema la piel, uno siente que arde. Si uno saca la mano sin protección, se congela en segundos”, describe sin exagerar.

María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
Nieve, tranvía y abrigo extremo: así es la rutina diaria de una costarricense en Rusia. (Cortesía/Cortesía)

Enero y febrero son los meses más duros: todo cubierto de nieve, aceras resbalosas y caídas frecuentes. “Me caigo mucho por la nieve y los huecos. Igual, aquí la vida no se detiene. Este 30 de diciembre me tocó ir a la universidad y todo sigue normal”.

Con el tiempo, el cuerpo se acostumbra. “Después de varios días uno empieza a sentir el frío solo cuando baja de menos 20 grados”, dice, como si hablara como cuando aquí cae un pelito de gato y no de temperaturas extremas.

Diciembre es el mes más duro. “No hay tamal y eso es triste. Extraño demasiado el pinto, y sufro porque aquí no hay plátanos maduros como me gustan, con natilla”, confiesa.

María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
Celebración latina de Año Nuevo en Rusia, con comida tica y mucho orgullo costarricense. (Cortesía/Cortesía)

Lo que más pesa es la distancia de la familia: su mamá Ligia Durán, su abuelita Lily, de 72 años, famosa por cocinar a la leña, y su hermano menor Julio César, recién graduado de bachiller.

María Celeste Alvarado es una tica que estudia en Rusia

“No hay cuchara en el mundo que le llegue a lo sabroso del arroz con pollo de mi abuela”, dice con nostalgia una María Celeste que usted puede seguir en Instagram así: @mariacelestica

Para no sentirse sola, se junta con amigos latinos. “Celebramos Navidad y Año Nuevo con nuestra comida, música y bailes. Yo llevé chicharrones esta Navidad pasada y fue un éxito. También les hago chifrijo y gallopinto. Chifrijo a 40 grados bajo cero, imagínese lo sabroso. Creo que para mañana (31 de diciembre) les haré chifrijo”.

María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
María Celeste durante el Congreso Espacial Internacional en Sydney, Australia, donde presentó un proyecto para Costa Rica. (Cortesía/Cortesía)

María Celeste no solo sobrevive al frío: brilla. Este año participó en el Congreso Espacial Internacional, el evento más importante del sector, realizado en Sídney, Australia. Ahí presentó una propuesta de misión satelital para monitorear los bosques de Costa Rica, detectando deforestación o la recuperación de los bosques.

“Sería un orgullo enorme aportar a mi país desde el espacio”, afirma. Sueña con trabajar en la NASA, aunque también le atraen empresas europeas. El próximo año se gradúa de bachillerato y aún no decide si seguirá la maestría en Rusia o en otro país.

Mientras tanto, cada regreso a Costa Rica es una misión especial. “Me devuelvo cargada de comida. Traigo confites, galletas, aguadulce, sirope… dejo ropa con tal de traer comida”.

María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
La tica en el Congreso Internacional de Aeronáutica presentó un proyecto de un satélite que vigile los bosques costarricenses. (Cortesía/Cortesía)

Este 31 de diciembre, María Celeste levantará el vaso en Rusia, con nieve afuera y salsa adentro, enseñando swing criollo a sus amigos y pensando en su familia, en Pérez Zeledón y en Zeus, su perrito que la espera en Costa Rica. Es un perrito criollo que parece Labrador, pero termina siendo ladrador.

María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
Fue Franklin Chang quien inspiró a María Celeste en el tema espacial. (Cortesía/Cortesía)

“Feliz Año Nuevo desde Rusia, a 40 grados bajo cero”, dice. Y aunque el frío sea brutal, su historia demuestra que los sueños grandes también nacen en el sur de Costa Rica y pueden llegar tan lejos como el espacio.

María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial (Cortesía/Cortesía)
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial (Cortesía/Cortesía)
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial (Cortesía/Cortesía)
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial (Cortesía/Cortesía)
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial (Cortesía/Cortesía)
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial (Cortesía/Cortesía)
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María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial (Cortesía/Cortesía)
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial
María Celeste Alvarado Durán, de 23 años, recibe el Año Nuevo envuelta en abrigos, nieve hasta las rodillas y temperaturas que descienden hasta 40 grados bajo cero en Rusia donde estudia Ingeniería Aeroespacial (Cortesía/Cortesía)
Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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