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Nicaragüense que sufrió bullying de ticos por su nacionalidad, ahora tiene su propio negocio en el país

Margarita Ortiz vivió el peor lado de los ticos, pero aún así siguió adelante y ahora cumple sus propios sueños

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Margarita Ortiz tiene casi 30 años de vivir en Costa Rica, y si bien inició ayudando a su mamita a limpiar casas, hoy está viviendo en grande su sueño de tener un negocio propio.

Margarita Ortiz hoy sueña con crecer su negocio, pero sus primeros años en el país fueron muy complicados.
Margarita Ortiz hoy sueña con crecer su negocio, pero sus primeros años en el país fueron muy complicados. (Cortesía: Margarita Ortiz/Cortesía: Margarita Ortiz)

Desde que Margarita tenía nueve años, su familia tomó la decisión de migrar al país y hoy, con 36 años, ve para atrás todo lo que ha vivido y agradece los sueños que está disfrutando ahora.

“Cuando llegué a Costa Rica, en ese tiempo, estaba lo que era el salvoconducto. Mi mamá tomó la decisión de que nos viniéramos, porque la situación económica no estaba muy bien”, nos contó.

“Era una madre soltera con cinco hijos, entonces mami se vino a buscar una mejor vida, a través de una amiga que la invitó a trabajar acá.

La vida de Margarita en Nicaragua no era para nada sencilla y, según nos explicó, su papá desapareció de la ecuación desde pequeña.

“Crecí en el Barrio El Recreo (Managua); mami y papi tenían una relación no muy estable. Los tres hermanos menores somos hijos del mismo papá, pero era un hombre inestable.

“Tenía sus vicios de alcoholismo, entonces no estaba en casa y, cuando estaba, se gastaba el poquito dinero que teníamos. Por eso, mami decidió separarse de él”, explicó.

Margarita llegó desde muy pequeña al país y ha tenido que vivir muchas situaciones difíciles.
Margarita llegó desde muy pequeña al país y ha tenido que vivir muchas situaciones difíciles. (Cortesía: Margarita Ortiz/Cortesía: Margarita Ortiz)

“Mami era empleada doméstica; desde que llegó empezó a limpiar casas, lo mismo que en Nicaragua, pero allá era muy mal pagado”.

Eso sí, su llegada a Costa Rica no fue inmediata y, como pudo, su mamita fue ahorrando cada centavo para ir trayendo uno a uno a sus hijos. Margarita fue la última.

“Me daba un poco de miedo venir, porque la gente habla muchas cosas. Me asustaron todo el tiempo al decirme que aquí no querían al nicaragüense, que aquí no les gustaba y todo eso me daba mucho miedo.

“La señora que nos cuidaba en Nicaragua nos decía que a mi mamá le iba a costar superarse acá. Al día de hoy, le puedo decir que hay cosas que son verdad y otras cosas que son mitos.

Lastimosamente, según nos contó, uno de esos miedos era real.

“Es cierto que no quieren al nicaragüense, yo recibí mucho bullying por ser nicaragüense en la escuela. Por dicha tuve profesores muy buenos que me ayudaban, pero sí fue bastante duro”, recordó.

Lo lamentable es que esta situación no se acabó en el colegio y, durante su primer año, el bullying se convirtió en violencia física y Margarita no aguantó más.

Por esa razón, con tan solo 15 años, tomó la decisión de dejar el colegio e irse de su hogar.

La familia de Margarita, en especial sus hijos, han sido un pilar importantísimo en su vida.
La familia de Margarita, en especial sus hijos, han sido un pilar importantísimo en su vida. (Cortesía: Margarita Ortiz/Cortesía: Margarita Ortiz)

Eso sí, según nos contó, a ella le gusta sacar el lado positivo de las cosas y en el bullying encontró una lección que, hasta el día de hoy, lleva cerca de su corazón.

“Gracias al bullying me fui formando como una mujer con autoestima alta, yo misma me animaba.

“Una vez, hablando con una amiga de mi mamá, me dijo: ‘las palabras que la gente te dice, no son por odio hacia ti, son por enojo hacia ellos mismos, porque la vida no les ha pintado muy bonito. Esas palabras no te hacen daño, si tú no lo permites’”, recordó.

“Entonces, guardé esas palabras y sí, fue duro, pero aprendí a defenderme”.

Otra lección que le dejó la vida es que incluso en los momentos más difíciles, algo se aprende.

“Cuando era pequeña, la parte económica fue muy difícil, tanto así que mami no tenía cómo pagarle a alguien para que nos cuidara, entonces me llevaba a los trabajos.

“Al principio solo la acompañaba, luego me fue enseñando cómo hacer algunas cosas para terminar más rápido.

“Cuando tenía 10 u 11 años, ya trabajaba a la par de mami, sabía planchar, aspirar y así, entonces los jefes me regalaban algo por decirlo así.

Margarita nunca dejó que su pasado definiera su futuro y, hoy en día, está cumpliendo uno a uno sus sueños, comenzando con terminar el colegio.

La familia de Margarita, en especial sus hijos, han sido un pilar importantísimo en su vida.
Margarita poco a poco ha ido sacando sus estudios y no se aguanta la contentera. (Cortesía: Margarita Ortiz/Cortesía: Margarita Ortiz)

“Estoy en cuarto año de colegio, estudiando ahorita”, nos contó con una sonrisa de oreja a oreja. “Lo estoy sacando en un nocturno”.

Y a eso, hay que sumarle su segundo sueño: tener su negocito. Según nos contó, no quiere esperar más a seguir a su corazón.

“Soy repostera pastelera, lo tengo acá en Liberia, Guanacaste. Con el tiempo, uno empieza a pensar que está envejeciendo, los hijos crecen y todo eso.

“Empecé en un programa del IMAS, que se llamaba Puente del Desarrollo, en el que lo mandan a uno a sacar un curso en algo que le interese. En mi caso, empecé a sacar cursos en formación humana y manipulación de alimentos.

“Ahí, una muchacha me dijo: ‘¿no te gustaría llevar un curso de repostería?‘, y yo le respondí: ‘me encanta comerla, pero no sé hacerla’“, contó entre risas.

“Ella fue la que me animó a estudiar pastelería y ahora, desde que me gradué, hago repostería dulce y salada para eventos y así.

“Si es la voluntad de Dios, quiero que mi negocio crezca. Al principio, todo negocio es un poco difícil, pero, en algún momento, yo sé que Dios me va a bendecir y voy a tener mi propio local, donde le pueda dar trabajo a gente que tal vez no puede dejar a sus hijos mucho tiempo solos y así”, aspiró.

Si usted desea contratar a Margarita, puede encontrar su negocio en redes sociales como “Dulce bendición”.

Sergio Salazar

Sergio Salazar

Periodista de Nacionales. Bachiller en Periodismo y Licenciado en Producción Audiovisual por la Universidad San Judas Tadeo.

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