Los ticos estamos con la boca abierta por la destrucción de la Amazonia, el pulmón del mundo. A pesar de las infernales imágenes que nos llegan desde Australia, nos cuesta dimensionar los daños causados por las llamas y eso que el fuego ha consumido el equivalente a los territorios de Costa Rica y El Salvador juntos.
El exterminio de la población de Koalas ha sido tan fulminante que la existencia de la especie corre peligro.
En contraste nuestro presidente Carlos Alvarado se presenta ante el mundo como un gran defensor de la ecología, y uno de los ganchos del turismo, sostén en nuestra economía, es ofrecer a visitante nuestras bellezas naturales, la biodersidad que disfrutamos.
Pero mientras dormimos de ese lado, un reportaje de La Nación nos da un palmo de narices.
“En el papel eran densos bosques en San Carlos por los que el Estado paga a sus propietarios un monto anual a cambio de preservarlos. Cuando los oficiales visitaron las cinco fincas, se toparon con destrucción.
"Hallaron tala ilegal de especies vedadas, trochas, puentes construidos sobre quebradas y claros en bosques. Incluso, grupos organizados para plantar cultivos”, informa el periódico.
Las irregularidades las descubrió en diciembre el Grupo de Operaciones Ambientales (GOA), del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) y del Sistema de Áreas de Conservación (Sinac), en un operativo sorpresa.
Los casos serán denunciados ante el Ministerio Público para que se investiguen delitos contra el ambiente y también por fraude, dado que los propietarios de estas tierras reciben dinero del programa Pago de Servicios Ambientales (PSA).
También se abriría un proceso ante el Ministerio de Hacienda para obligar a los dueños de las fincas a devolver el dinero recibido, cuyo monto está por cuantificarse, informó el ministro de Ambiente, Carlos Manuel Rodríguez.
Y ese es otro de nuestros males, la doble cara, jugamos de una cosa, pero hacemos otra. Ojalá que de verdad el peso de la ley caiga sobre estos miopes enemigos de la naturaleza, a quienes por la plata les importa un pepino el futuro de sus hijos y nietos.