Qué bicho habrá picado a la magistrada Iris Rocío Rojas, de la Sala Primera, que la hizo de creer que vive en Nicaragua o Venezuela.
La señora sugiere, al mejor estilo de una película de espías, que se intervengan los teléfonos de los periodistas para saber con quién hablan o quién les pasa información, en particular del Poder Judicial. Debería al menos estudiar los votos ratificados por la Sala Cuarta sobre el derecho de los comunicadores a guardar el secreto de las fuentes.
Posiblemente, como parte del efecto de la picadura del insecto, cree que está en la CIA, o quiere resucitar en Costa Rica algo así como la KGB, la poderosa policía secreta de la desaparecida Unión Soviética.
Si a los periodistas les llega información sensible del Poder Judicial, es porque allí hay fuga de información, y es a lo interno que deben pellizcarse, pero atentar contra un derecho fundamental, como lo es el de la información, es un abuso antidemocrático.
Doña Iris, cuántas cochinadas se hubieran cocinado a escondidas de los costarricenses, en los distintos poderes de la República, si no hubieran salido a la luz gracias a la prensa.
Afortunadamente existen magistrados que sí tienen clara su misión, y además, hay líderes dispuestos a defender la libertad de prensa.
“Desde luego que no estamos de acuerdo con una intervención a los teléfonos de los periodistas. Me parece que nuestro compromiso con la libertad de prensa debe llevarnos a expresarnos en contra de este tipo de iniciativas”, enfatizó el ministro de la Presidencia, Víctor Morales Mora.